viernes, 11 de enero de 2013

LUGARES DE ESPARCIMIENTO




TACORONTE: MISCELANEA PARA UNA HISTORIA DEL MUNICIPIO

CAPITULOX





 Eduardo Pedro García Rodríguez

El Monte de Agua García

Tras la conquista española  de Chinech (Tenerife), el colono García Morales recibió como pago por sus favores a la Corona en la invasión de la isla un repartimiento que constaba de un territorio de abundante y buena agua, en la espesura de una selva de laurisilva, conforme a la siguiente data: “264-21.-García de Morales. Un agua q. en unas tas. q. se dicen las de Garcia q. es encima de la cruz  camino de Taoro, la cual agua vos do con la ta. q. pudieres aprovechar con tal q. deis lugar en q, beban los ganados de alrededor. 11-X-1503. [Todo autógrafo]. Reverso: “En XXV de agosto 1506 ante el señor Reformador la presentó Gracia de Morales e pidió le fuese confirmada, e los buenos hombres pidieron la dha. agua para el bueblo (sic) el dcho. Sr. R. dixo q. la vería y faría lo q. fuse justicia”].”

Esta joya de la naturaleza canaria es conocida, desde entonces, como bosque de Agua García, cuyo reducto sobrevive en el municipio de Tacoronte.

El bosque de Agua García es el último reducto de la gran selva de monteverde que dominaba el norte de Tenerife, que entre los siglos XVI y XIX sufrió unas talas masivas
destinadas a los ingenios azucareros, la contracción naval, edificaciones, exportación de maderas  y al consumo domestico que casi lo hacen desaparecer.

Entre los caminos de Agua García destaca el que hace el recorrido de los espectaculares viñátigos de cientos de años (uno incluso es milenario), denominado sendero de los Guardianes Centenarios. Saliendo del Centro de Información Patrimonial subimos por la pista de la izquierda hasta llegar a la primera curva, donde un camino a la derecha (cerrado al paso de vehículos y bicicletas por una barrera) da inicio al sendero propiamente dicho (un cartel sobre dos postes de madera lo señala, situado justo debajo de un laurel Novo canariensis, el árbol que da nombre a esta formación vegetal: la laurisilva), y llegamos al primero de los grandes viñátigos centenarios, que destaca por su gran porte con un tronco que es de enormes proporciones y sirve de base a otros troncos (tocones) y tallos (chupones) que son sus hijos: nombrada la “caoba de Canarias” por su excelente madera, se empleaba para fabricar muebles nobles.

Las cuevas de Toledo, también llamadas cuevas del Vidrio porque en ellas se extraía, todavía a mediados del siglo XX, traquita o “arena blanca”, materia prima para la elaboración de vidrio (en el bosque hubo un horno para tal fin en el siglo XVI; más recientemente se hacían botellas y otras piezas en una vidriera que había en la ciudad de La Laguna). Junto a las cuevas se yergue el más imponente de los viñátigos de Agua García: se estima su edad en unos mil años.

Alberga especies arborescentes de la  laurisilva  como laureles,  brezo, mocanes, viñatigos, madroños entre otras especies. Musgos, ranúnculos, siemprevivas, freseras, violetas e innumerables helechos crecen por todas partes a la sombra de estos grandes árboles. En medio de esta vegetación, habitan pájaros como mirlos, palomas rabichi y turqué, pinzones, tintillones, así como currucas, canarios y muchos otros.

En la actualidad Tacoronte en zona de Las Lagunetas cuenta con un sendero adaptado para personas con movilidad reducida e invidentes, pionero en la isla de Tenerife. La ruta tiene una longitud de 860 metros.

Lugar de culto guanche:

En este bosque nuestros ancestros tuvieron un lugar de culto a nuestras deidades, como sabemos la espiritualidad de nuestros antepasados giraba en torno a la Naturaleza, por ello en estos lugares generalmente se encuentran situados en lugares recónditos, muchos de ellos en los claros de los bosques. Hoy en día en el bosque de Agua García, entre Tacoronte y El  Sauzal, en el lugar conocido como Las Crucitas o Bailadero de Las Brujas, existe un claro  cuyo centro está ocupado por un antiquísimo aceviño, el círculo está formado por pinos visiblemente más antiguos que los Insignes, los cuales fueron replantados en los años cuarenta del pasado siglo y, curiosamente, respetaron a los primitivos que conforman dicho círculo, este hecho en si no tendría nada de particular si no fuera por dos detalles significativos; el primero es que, al replantar los pinos respetaron el gran círculo que forma la guaracha o bailadero; ocupando el centro del círculo está un aceviño en el cual hay dos cruces colocadas de manera desordenadas y que suelen estar “boca a bajo”, en el suelo están otras dos fijadas a unos soportes y que, como las del árbol están descuidadas durante todo el año hasta la llegada del primero de mayo, en esta fecha alguien limpia el entorno pinta de blanco las peanas de las cruces y el círculo de piedras que rodean al árbol,  colocan debidamente las cruces y las adorna con flores, así como el entorno. Hasta aquí todo normal si quienes se toman tantas molestias año tras años en adornar el entorno pretendiesen rendir culto a las cruces. El ya mencionado investigador Javier García Miranda y quien estas líneas escribe, hemos intentado hallar una explicación a tan peculiar manera de mantener y cuidar el bailadero de Las Crucitas o de La Brujas, iniciamos una visita a dicho lugar un tres de mayo, si bien encontramos el entorno limpio y adornado de flores no había quien supiera darnos una explicación razonable sobre tal hecho, pero Javier más tenaz que yo, volvió al año siguiente y recogió de unos ancianos la siguiente información: “...Venimos aquí porque éste lugar trae buena suerte, desde siempre nuestros padres y abuelos lo han hecho. Dicen que aquí quiso morir un “hombre santo” hace muchos años y dejo encargada a su familia, que hoy viven en La Esperanza, que cuidaran de este lugar. Antes, se dice que venían a bailar aquí las brujas, pero ahora ya no hay.

Ante la pregunta ¿Por qué se decía que era un santo? Responde la informante “lo que se dice santo; en realidad no lo era (en el sentido del santoral católico) pero, según le oía hablar a los viejos era una persona que hacía el bien y curaba a las gentes”.

“Pasamos  la víspera la noche aquí rezando, pero la del propio día de la cruz no, porque entonces vienen los curanderos a hacer sus cosas y la gente no puede estar.”.

Otro informante Braulio de la Paz, natural de Ravelo, nos cuenta: “Donde hoy están las crucitas, decía mi abuela que antes estaba el bailadero de las brujas. 

Yo recuerdo ver, al anochecer del día de la cruz, a los viejos bailando como locos; Antes se enramaba la entrada de la cueva La Labrada, que decían que era una cueva santa”.  

“En el último año del pasado siglo, (XX) pudimos recoger el testimonio de Doña Concepción Suárez (1906-2001) natural de del Puerto de La Cruz, pero que desde joven vivió en La Matanza (La Resbala) quien a pesar de sus 94 años de edad tenía una mente lúcida y excelente memoria, nos dijo que en sus años mozos (allá por los años 30 del siglo XX) en un barranco de La Matanza existía un lugar llamado el convento, a este lugar acostumbraban ir en romería cierta noche del año hombres y mujeres y,  todos aportaban comida y bebida con la cual hacían una guatativoa (fiesta). Sobre la media noche los hombres se separaban de las mujeres y éstos se ponían a bailar “como locos” hasta el amanecer, creemos que con la expresión “como locos” pretendía decirnos que no bailaban las danzas habituales, y ésta era desenfrenada, quizás en estos dos ejemplos que hemos reseñados estamos asistiendo a la pervivencia en nuestros días de las danzas rituales de los sacerdotes Kankos, dedicadas al Luna y a la Sol, ya que las danzas se mantenían hasta el amanecer, como era habitual para dar la bienvenida al astro reina naciente, tal como se hacía hasta tiempos relativamente recientes en Arafo, en que todos los días los Kankus iban en precesión acompañados de tambores y flautas a dar la bienvenida al sol es decir iban a buscar al sol, al Pino (Hoy el lugar está ocupado por una pequeña ermita situada a la entrada del casco del pueblo). En cuanto la Sol despuntaba se retiraban. Así mismo iban todos los días con idéntico ceremonial desde Chinguaro a la Montaña Grande, en la costa a buscar la Sol.” (Eduardo Pedro García Rodríguez).

Área recreativa de Lomo La Jara:

Esa área recreativa se encuentra en Agua García, al inicio de la carretera entre Agua García y La Esperanza viene indicado un desvío a la derecha como “Lomo la Jara”, siguiendo las indicaciones llegamos a una pista forestal que se adentra en el monte de Agua García y tras 1 km de pista (que se puede realizar con automóvil) llegamos al área recreativa.

Un área recreativa que se encuentra entre un pinar de pino insigne el cual están sustituyendo gradualmente por laurisilva. En esta área recreativa podremos disfrutar del ocio junto al bosque de Agua García, que como queda dicho es uno de los reductos de laurisilva que quedan en nuestra isla.

El área recreativa cuenta con varios grifos de agua potable, parque infantil y baños.

Parque de La Libertad:

Situado en la zona del Peñón próximo al campo de Golf. Esta localizado al final de la calle del mismo nombre.

Parque Hamilton
Situado en la calle El Calvario, frente a la Alhondiga y El Calvario, es un parque urbano muy agradable y de reciente construcción.

Parque público:

Ubicado en la calle Las Llaves Rep. Olsen

Miradores:

Mirador Carretera El Pris. Mirador Carretera de Mesa del Mar.

Mirador Carretera La Esperanza.

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