domingo, 31 de marzo de 2013

Canarias: Un Proyecto de Estado (IV)



Fernando Barrera D’Amico

CONCEPTO JURÍDICO DEL ESTADO

El concepto del Estado no es completo si no lo referimos al aspecto jurídico. El Estado se auto limita sometiéndose al orden jurídico que lo estructuran y da forma a su actividad. El Estado es sujeto de derechos y deberes, es persona jurídica, y en este sentido es también una corporación ordenada jurídicamente. El sustrato de esa corporación lo forman hombres que constituyen una unidad de asociación, unidad que persigue los mismos fines y que perdura como unidad a influjo o por efecto del poder que se forma dentro de la misma.
Esta personalidad jurídica del estado no es una ficción; es un hecho que consiste en que el ordenamiento jurídico le atribuye derechos y deberes, derechos y deberes que crean en el hombre la personalidad jurídica y en los entes colectivos la personalidad moral.
Como concepto jurídico define Jellinek al Estado como la corporación formada por un pueblo dotada de un poder de mando originario y asentada en un determinado territorio; o en, forma mas resumida, la corporación territorial dotada de un poder de mando originario.
Basándonos en los datos que nos proporciona la observación de la realidad pretérita y contemporánea, contrastando esos datos con las elaboraciones de nuestro raciocinio hemos logrado descubrir los componentes que integran el concepto del Estado, completando la doctrina de Jellinek.
Esa construcción analítica tiene fines didácticos. En la realidad, el Estado presenta una unidad indisoluble, no es una yuxtaposición de las partes que lo componen, su vida es el resultado de una unión de esas notas que integran su concepto.
La doctrina política ha llamado a esas notas de concepto del Estado, elementos y si bien no todos los pensadores contemporáneos están de acuerdo con esa denominación por razones pedagógicas es conveniente conservarla.
La enumeración de esas notas o elementos del Estado, en forma coordinada nos proporciona la expresión de la definición analítica del concepto del Estado, que según dejamos anotado en un capitulo previo podría enunciase en la forma siguiente; El Estado es una sociedad humana, asentada de manera permanente en el territorio que le corresponde, sujeta a un poder soberano que crea, define y aplica un orden jurídico que estructura la sociedad estatal para obtener el bien público temporal de sus componentes.
El análisis de cada una de las partes de que se compone esa definición nos proporciona el convencimiento de la existencia de la realidad estatal de los siguientes elementos o notas de su concepto:
a).− La presencia de una sociedad humana como género próximo de la definición y la existencia en esa sociedad, de las diferencias especificas que anotamos a continuación
b).− Un territorio que sirve de asiento permanente a esa sociedad.
c).− Un poder que se caracteriza por ser supremo, esto es, soberano, en le seno de la misma sociedad.
d).− Un orden jurídico que es creado, definido y aplicado por el poder Estatal y que estructura la sociedad que está en su base.
E).− Una teología peculiar que consiste en la combinación de esfuerzo común para obtener el bien público temporal.
La reunión de esas notas en la realidad permite también observarlas no de manera analítica sino sintética y en esta forma darnos cuenta que además de esas notas o electos, el estado presenta las siguientes características esenciales:
a).− La soberanía, como adjetivo de poder, pero calificando al estado mismo en su unidad total como soberano.
b).− Personalidad moral y jurídica, al ser el Estado un ser social con posibilidad de tener derechos y obligaciones.
c).− Sumisión al derecho que significa la necesidad de que la estructura del estado y su funcionamiento se encentre regulados por un orden jurídico imprescindible.
Al estudiar los caracteres esenciales del Estado, vamos a examinar, en consecuencia, los rasgos que lo caracterizan y que se derivan de su definición:
1.− Tal como hemos afirmado, como toda agrupación organizada en vista de un fin a título eminente, el estado es una persona moral. Este carácter esencial del Estado es, pues, su personalidad moral.
2.− Sabemos que es, en el orden temporal, la sociedad suprema, a la que están subordinados todos los individuos y grupos que viven dentro de sus fronteras. Este segundo carácter esencial del Estado es la Soberanía.
3.− Por estar estructurado en vista de un fin y por realizarlo, su actividad queda encuadrada en el orden jurídico formado por el Derecho Positivo constituido y sancionado. Este carácter esencial del Estado consiste, pues, en la sumisión del Derecho.

La idea del bien público, objeto de la sociedad estatal implica las consecuencias que forman los caracteres esenciales del Estado. Negar estos es negar la naturaleza del Estado. Si falta alguno se los caracteres anteriores, no se trata de un Estado, o puede ser que no se haya hecho un examen correcto del grupo social que se trata calificar. Por tanto estos atributos del Estado no son accidentales, sino esenciales, y así lo ha comprendido el mismo Duguit cuando dice que todos los elementos de la existencia del Estado son solidarios y que rechazar la soberanía, e incluso la personalidad es rechazar al Estado mismo.
Solo me queda esperar que mi análisis realizado en estas últimas semanas en la revista Tuzdin, haya sido de utilidad. He fragmentado este estudio en 4 entregas, todas ellas han sido elaboradas dentro de la más estricta realidad actual relacionada con el movimiento independentista de Canarias y su necesidad de comenzar una estrategia internacional para alcanzar nuestro anhelo… la descolonización e independencia de nuestra tierra.
Fernando Barrera D’Amico

RELIGION Y MITO DE LOS ANTIGUOS CANARIOS




Nota a esta edición
Los autores queremos dejar constancia en estas líneas del sentido de "recopilación abierta" que caracteriza a la obra que el lector tiene en sus manos. Muchas son las fuentes exploradas para ex­traer todas aquellas referencias atinentes —plena o tangencial-mente— a los modos y costumbres de los antiguos canarios, especialmente los vinculados a sus prácticas religiosas. Pero, sin duda, podrá notarse la ausencia de algunas referencias.
Bien es cierto que toda recopilación resulta parcial por de­finición pero en este caso lo es, además, porque la perspectiva teórica aplicada dejó, quizás, fuera del trabajo ciertos textos, bien porque sobrepasaban los límites temporales que nos habíamos planteado, bien porque no nos parecieron informaciones fiables o porque no podían relacionarse con claridad con el tema de la investigación. Así, por ejemplo, los lindes temporales de este tra­bajo se encuentran en torno a los años finales del siglo XVII, con las obras de Cedeño y de López de Ulloa. Se observará que el autor más reciente citado en el libro es Tomás Arias Marín de Cubas, de quien no recogemos sus abundantes referencias a la religión de los antiguos canarios, antes bien, incluimos sólo un fragmento referente a un mito, y lo hacemos por el carácter es­pecial de la información que aporta, pero dejamos fuera el resto de sus referencias porque son sólo copia de textos de escritores precedentes. Esperamos que esta obra pueda aportar a los lectores una perspectiva amplia de la religión de los primeros habitantes de las Islas, y una perspectiva, además, de primera mano, a través de la lectura misma de las fuentes.
Por otra parte, no podemos olvidar que la realización de este trabajo no habría sido posible sin la inestimable colabora­ción del historiador Ulises Ramos Cordero quien, con su tesón, su perspectiva crítica y su agudeza prácticamente arqueológica contribuyó al rastreo y clasificación de muchos de los textos que en este libro se presentan.


CULTURA,POLITICA Y RELIGION




PRÓLOGO
D. J. Ma. Ga. Gómez-Meras
El 11 de septiembre de 2001, al mediodía, cuando las familias departían alrededor de la mesa, unas imágenes de televisión cortaron las palabras y el aliento. ¿Realidad o ficción? ¿Intermedio publicitario de la Guerra de las Galaxias de turno? Primero fue la sorpresa, des­pués la incredulidad, en seguida la duda, pronto la certeza. Una pre­gunta angustiosa acudió a la boca ¿inicio de la tercera guerra mundial? No. Se trataba de la acción terrorista más espectacular, atrevida y cruen­ta cometida hasta el presente. Sus objetivos eran los centros de poder económico, militar y político de la potencia hegemónica: los EE. UU. de América. Y a continuación desfilaron por la pequeña pantalla escenas de pánico, horror, tragedia y solidaridad.
Lo que vino después, no precisa ser recordado. Son episodios de aquella misma desventurada aventura, que Th. Adorno, a mediados del siglo XX, calificaba como experiencias trágicas de la barbarie: los nuevos rostros de la guerra, la inseguridad e intolerancia en la vida cotidiana, los fenómenos de terrorismo, sea en versión fundamentalista religiosa, sea en forma de nacionalismo exasperado. En esa metamor­fosis del conflicto encajan la guerra de Afganistán, la nueva Intifada, el fracaso de las vías diplomáticas en el problema de Irak, la debilidad de la ONU para encontrar soluciones, la erosión de la unidad de Euro­pa y el último episodio trágico: la segunda guerra del Golfo y las trági­cas e incontrolables secuelas de la misma.
Una pregunta inquietante, sin embargo, acosa a las mentes: ¿por qué suceden estas cosas?
A finales del siglo XX, tras la caída del muro de Berlín, el panora­ma internacional presagiaba tiempos tranquilos. El enfrentamiento entre los Bloques quedaba atrás, la democracia ampliaba sus fronte­ras, el desarrollo económico evolucionaba con ritmos razonables y bue­na parte de los litigios post-coloniales eran desactivados. Incluso algu-[…]

OSARIO



Martín Rodríguez León
Hoy viene a mi memoria un caso de los muchos que habrán pasado en nuestras islas ;hace aproximadamente unos 67años ,mi madre y su hermano tenían unos 10años y jugaban como cualquier niño a esa edad,cerca de un barranco a la altura de lo que hoy conocemos como TABAIBA ,viendo un conejo meterse en una cueva de entrada pequeña ,como niños que eran corrieron detrás del conejo y al entrar en la pequeña cavidad se encontraron que dentro era muy alta y amplia ,a medida que los ojos se fueron adaptando a la oscuridad de la cueva ,se dieron cuenta que estaban rodeados de esqueletos ,según mi madre y ensueño día mi tío me dijeron que estaban muchos sentados ,incluso habían algunos que tenían en sus brazos lo que parecían restos de niños ,otros parecían que se retorcida de dolor ante esa imagen macabra para dos niños ,corrieron asustados dando parte a los padres y estos a su vez a la guardia civil .al par de horas hicieron acto de presencia ,los de la sotana negra,y los de los tricornios,el de la sotana negra hizo su ritual con agua bendita y todo y los de los tricornios controlaban el trabajo de sacar todos aquellos restos que según dicen abría más de 60 o 70 restos incluidos niños ,eL trabajo científico se limitó a coger todos los huesos,no dejaron ni un sólo cuerpo entero y meterlos a granel en cajas donde al otro día le dieron cristiana?sepultura en una fosa común ,según se dice murieron de hambre antes de someterse a los colonizadores ,

LOS ENAMORADOS DE LA OSA MENOR




PROLOGO
Se cumplen ahora cuarenta y dos años desde que M. Ponsich y M.Tarradell publicaran su pionera obra sobre las industrias de salazones titulada "Garum et industries antiques de salo/son dans la Méditermnée accidéntale". Desde entonces los avances en las investigaciones en este campo han sido tan numerosas y decisivas, que hoy día contamos con un panorama bastante completo acerca de los orígenes, producción, comercialización y consumo de estos productos pesqueros.

Dentro de este ámbito geohistórico, la Bahía de Cádiz se presen­ta como el eje sobre el que se articulan las investigaciones científicas en relación a las industrias pesquera y conservera durante la protohistoria. Son las huellas gaditanas prácticamente los únicos referentes arqueoló­gicos conocidos y publicados hasta ahora, que nos informan de los ini­cios de estas actividades y de sus distintos procesos económicos.
Pero estos aceptables conocimientos sobre la pesca y los recur­sos del mar se incrementan ahora notablemente con las importantes aportaciones que desde la arqueología canaria nos ofrecen los autores de esta obra que me honra prologar gracias a su generosidad y amis­tad.
Sin duda el descubrimiento y publicación en 1995 de la Piedra Zanata, una representación en piedra de un túnido, supuso en aquel entonces la base para plantear por los autores de esta obra una nove­dosa teoría sobre el poblamiento antiguo del archipiélago canario, al defender como el potencial piscícola y el control de estos productos por fenicios y púnicos, habían incidido de manera esencial en el pobla­miento de las islas. En este trabajo los autores ya relacionaban por pri­mera vez las ánforas canarias con la pesca de escómbridos y más direc­tamente con Gadir, a través del reconocimiento de formas gaditanas en algunas ánforas de Tenerife. Esto sin duda supuso una gran novedad en el hermético campo de la investigación arqueológica canaria.

A partir de esta publicación los autores han dado a conocer diversos aspectos de la historia y arqueología canaria en relación a diversas cuestiones de la pesca y la explotación de los recursos del mar

Las recopilación de toda la documentación sobre asentamientos insulares, lugares de habitación, estaciones con grabados rupestres de embarcaciones y ambientes funerarios, revisando los enclaves ya estu­diados, así como los materiales arqueológicos existentes en los fondos de las colecciones museísticas canarias, permiten a los autores plantear en esta obra nuevas interpretaciones y relecturas críticas, no ya sólo sobre aspectos relacionados con la pesca y sus derivados, sino también sobre el poblamiento del archipiélago. […]

LA RELIGIÓN DE LOS BENAHORITAS




INTRODUCCIÓN
Como todo libro, este se ha encontrado con una serie de dificultades para su elaboración, en unos casos porque no hemos podido contar con la documentación suficiente y, en otros muchos, porque han faltado estudios monográficos parciales sobre los que basarse para su redacción. Una buena parte de ello se ha suplido gracias a los hallazgos arqueológicos producidos en esta isla en las últimas décadas, y sobre todo al conocimiento que de ellos posee Jorge Pais Pais, uno de los autores del libro.
Una de las dificultades que de seguro se encontrará el lector es que en muchas ocasiones la información resulta demasiado descriptiva y falta de las necesarias interpretaciones. Es cierto. Pero no siempre hemos podido avanzar más allá de la presentación objetiva de los datos, porque nos han faltado aspectos claves para trascender un poco más. Lo hemos hecho siempre que hemos podido, haciendo uso también de lo que en las últimas décadas se ha ido conociendo sobre el imaginario de las culturas canarias. Los autores confían que en los próximos años se pueda avanzar más en este campo del conocimiento, a medida que algunos de los aspectos que aquí se proponen puedan ser mejor contrastados, y se puedan interpretar otros muchos que ahora no han pasado del nivel descriptivo.
Entre los muchos temas que no se han estudiado en esta obra se hallan todos los relativos a los procesos de transformación religiosa acaecidos entre los be-nahoaritas después de la conquista castellana de la isla. Son aspectos, sin duda relevantes, porque a través de ellos podemos entender también sus creencias más antiguas. Esperemos que el avance del conocimiento nos ayude a enten­der mejor en el futuro estas cuestiones que son, sin duda, de un extraordinario interés.
El libro tiene como precedentes los autores que han trabajado sobre la isla de La Palma que en sus publicaciones han ido abordando, aunque de una manera somera, algunas cuestiones relacionadas con el siempre problemático mundo de las creencias en las sociedades antiguas. Autores como Juan Álvarez, L.D. Cuscoy, Antonio Beltrán o Mauro Hernández, Ernesto Martín, Juan F. Navarro, F. Jorge Pais, han sugerido aspectos muy interesantes que han sido muy importantes en la preparación de este libro, del mismo modo que la investigación realizada por Miguel Martín González, cuyos trabajos se pueden considerar pioneros en los estudios de la religión de los antiguos habitantes de La Palma.
Este trabajo ha podido ver la luz gracias a la invitación que nos realizó la Fundación para el Desarrollo y la Cultura Ambiental de La Palma, a su presidente Mauro Fernández y al director de la Universidad Ambiental de La Palma José León García Rodríguez, sin cuya ayuda y ánimos seguramente no nos hubiéramos animado a esta aventura científica, aunque, como suele suceder, a la postre ha merecido la pena, a pesar de todas las carencias que hay en ella. Y de manera muy especial a Jesús Sosa Rodríguez, siempre atento a todos los detalles técnicos en las tomas de las fotografías y en el asesoramiento informático.
Hacemos la advertencia a los lectores sobre el uso del etnónimo benahoaritas que explicamos en otro apartado, pero como quiera que el nombre antiguo de la isla era Benahoare, nos ha parecido mejor su uso que el de auaritas, aunque a la postre viene a ser lo mismo, ya que en realidad se trata de una denominación castellanizada, muy alejada de su nombre primitivo que podría ser el de auara o awara, que coincidiría mejor con su denominación antigua.


Descolonización e independencia ¡Ya!



JAIME MORERA

26/mar/13 01:23
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Basta sólo una simple ojeada al mapa del continente africano, para claramente ver y distinguir que nuestro Archipiélago canario es una entidad geográfica propia y aparte, que resalta independiente en las costas atlánticas del noroeste de dicho continente. Como tal debería ser fundamentalmente reconocido y tratado, en bien de África, Europa y, principalmente, de la mima España, la cual desde hace casi seis largos y penosos siglos nos tiene políticamente cautivos e inmovilizados, impidiendo todo desarrollo y actividad económica productiva e independiente que pueda debilitar la subordinación y dependencia de su hegemonía colonial sobre nuestras islas.
España no nos deja producir nada propio, obligándonos a consumir productos de afuera -generalmente de peor calidad que los canarios- ventajistamente subvencionados en nuestra contra, desde su lugar de origen y por partida doble luego al llegar a Canarias, en gran perjuicio de la producción de nuestro país isleño, causando ruina y atraso en nuestro desarrollo y, como consecuencia, pobreza y miseria.
El persistente empecinamiento anacrónico, irracional y retrógrado del colonialismo español, de estar pegado a Canarias como una garrapata y parásita sanguijuela, que constantemente nos explota y debilita, trae como siniestra consecuencia que el voraz expansionismo del imperio marroquí tenga gratuitamente en su poder nuestra zona marítima y aérea, raptándonos e impidiendo que seamos una gran potencia oceánica que como Archipiélago nos corresponde, con todas las ventajas y enorme caudal de riqueza que para nuestras islas que ello supondría.
Nuestras islas necesitan con urgencia la legalidad de la independencia para que su población nativa tenga el título de propiedad y soberanía sobre su propio territorio isleño que, por elemental justicia, le corresponde y, lo que es muy importante, para ser reconocidos ante el mundo como país y como nación y tener la indispensable y fundamental capacidad de gobernarnos desde Canarias y para Canarias, lo que nos permitiría hacer tratados bilaterales con la misma España, la UE y el resto de la comunidad internacional de países, de igual a igual; sin inferioridad, sin vasallaje ni subordinación alguna, ni perjuicio para nuestro progreso económico y avance social.
La obstinada prolongación del estatus quo colonial, en la dinámica innovadora y de cambios profundos del siglo y la época en que vivimos, es simplemente insostenible y suicida; no importa de la forma o manera que el colonialismo pretenda disfrazar ni camuflar para engañar a la comunidad internacional, lo cierto es que inexorablemente nos está llevando día a día paulatinamente a nuestra destrucción, a la que estamos abocados si permanecemos impasibles y no llevamos nuestra lucha emancipadora hasta que seamos libres e independientes.
España no nos deja producir nada propio, obligándonos a consumir productos de afuera, generalmente de peor calidad.
Tomado del periódico El Dia, edición  26 de marzo de 2013.

viernes, 29 de marzo de 2013

LAS PIRAMIDES DE CANARIAS Y EL VALLE SAGRADO DE GÚÍMAR






PROLOGO
Las Pirámides de Canarias y el Valle Sagrado de Güímar, es un trabajo apasionado sobre el cual, los autores me han invitado a que sobre él, escri­ba el prólogo. Un prólogo es dar al lector la noticia de una obra, y esta acción histórica, etnográfica y toponímica que invito a leer es producto de la ansiedad de Emiliano Enrique Bethencourt Miranda, de Francisco Pa­blo De Lúea López y de Francisco Enrique Perera Santana. Ansiedad por nuestra identidad. Lo escrito es una crónica que recorre al hombre desde su cuna africana, desde Lucy y los Suyos: Australopithecus afarensis, con una edad aproximada de 20 años y de uno veinte m. hallada en Hadar (en el Afar, al noroeste de Etiopía). El primer homínido erguido. Tres millo­nes de años. ¿Y después qué? La lenta evolución. El largo caminar. ¿Por qué el hombre? Todavía no lo sabemos ¿Fue el hombre siempre hombre o meramente un proceso evolutivo? ¿Es suficiente la teoría del cazador-depredador y de ahí el crecimiento de su cerebro y el salto cualitativo como manipulador de instrumentos? la cultura. ¿Es suficiente y nos deja plenamente satisfechos? Tal vez no. Lo que sí es cierto es que el hombre como hombre ha estado, ha vivido en estado de ansiedad. Sin fuego vivió en la oscuridad y sin escritura, no pudo dejar huella de su quehacer, de su experiencia, pero allá ente el III y IV milenio antes de nuestra era, apren­dió a escribir. Antes había recorrido un espacio enorme, un tiempo extraordinario, con su revolución neolítica, para no "vivir al día"o en pre­cario. Se hizo agricultor, domesticador de animales, artista con la cerámi­ca, dibujante. Se organizó y comenzó a fijar sus conocimientos por escrito. Constancias grabadas y crónicas de lo que aprendía para dejarlas como huellas fundamentales tras de sí. Recopiló datos. Algo más trascendente que la mera memoria. La escritura, pues, fue un instrumento técnico para sobre él levantar una jerarquía: sociedades con individuos que mandan y con otros que obedecen, y sobre este dilatado proceso de centenares de milenios, de complejos y extraordinarios acontecimientos, de orden y des­orden, descansa nuestra civilización occidental. "Primitivo y civilizado". Jefes y esclavos. Colonizadores y colonizados. Constructores y destruc­tores.
Esta crónica de la prehistoria y de la historia que tenemos delante, está escrita, narrada con la pasión razonada por saber qué somos, de dónde venimos y qué nos queda. Los primitivos pobladores de las islas Cana­rias, no pudieron escapar a la dinámica de la historia porque el devenir de los pueblos "está escrito". Las sociedades humanas están sometidas al imperio del más fuerte, sometidas a aquellos que acumularon más expe­riencia y más objetos prácticos. Las sociedades humanas también se so­metieron a la Naturaleza: los cambios climáticos que marcaron los gran­des desplazamientos de los pueblos, que les obligó a cambiar de aires, a ser navegantes y nómadas. El hombre es Naturaleza, sol y agua. No hu­bieran sido posibles las grandes civilizaciones sin agua. El culto al Sol y a la lluvia: los mitos. Lo sagrado. La elevación de formas para adorar, sacri­ficar y pedir a los dioses piedad y clemencia. La Naturaleza como madre con sus secretos. La Naturaleza como obediencia. Vivimos en plena so-fisticación pero la tecnología por sí sola no es suficiente desde el punto de vista "utilitario". Alejarse de la Naturaleza es un "suicidio masivo", y en eso andamos. Tal vez se nos haya dado la última oportunidad. Hay serios avisos que reclaman nuestra atención: la tala masiva de bosques. El ozono protector. El calentamiento de la Tierra. Vivimos sin mitos y sin leyendas. Los ancianos "no tienen nada que decirnos". Estorban. La materia cuyo símbolo es el dinero se ha convertido en el "valore máximum". Tener y no ser.
La Tierra es un préstamo y no un dominio. Lo queremos todo hoy. Acabamos con todo hoy. El Planeta Tierra es nuestra única morada posi-[…]

ABORA





¡Ñamaña amógotyove... Kuarah_pe! ¡Mirar más allá... al Sol!
En primer lugar quiero agradecer, de todo corazón, a Miguel con su incansable com­pañera Inés y a sus entusiastas retoños, Yeray, Gara e Inés, por su testimonio de vida y com­promiso en familia, por su "modo indígena" de vivir, celebrar y asumir la vida -poco frecuente y sin embargo tan necesarios en estas latitudes y contexto histórico-. Gracias por ayudarnos, con esta rigurosa y osada investigación, a mirar más allá..., hacia donde los pueblos origina­rios de nuestras islas, como muchos otros pueblos originarios del mundo, miraban en sus rituales y celebraciones, para bañarse en el sentido más profundo de su existencia.
Llevo en Suramérica más de 21 años. Cuando llegué a Paraguay (1985) comencé a acercarme al mundo y cultura guaraní. Me quedaba muy admirado y sorprendido con toda aquella realidad exótica y nueva, totalmente desconocida para mí... Sin embargo, mi mirada era muy corta y miope. Con mi recién terminada formación ("deformación") de físico, todo lo que oía, veía, tocaba, olía, probaba y sentía, absolutamente todo, lo quería medir, pesar, cuantificar y registrar en mis notas y memorias de campo con el más exigente rigor científi­co... Mi flamante "deformación" de físico no me permitía mirar más allá...
Recuerdo la primera vez que participé en un ñembo'e puku (fiesta donde se canta y danza la "oración larga"), con el pueblo guaraní Pai Tavytera, en la comunidad Cero Guasu de Amambay, frontera de Paraguay con Brasil. En mis notas de campo recogía: Desde muy lejos, saliendo de las entrañas profundas de la selva, se escuchaba el agudo canto de las mimbi (pequeñas flautas sagradas) convocando al pueblo para el ñembo'e puku... ¡Todo mi ser se estremecía con aquella llamada! A unos quinientos metros del lugar de celebración, en medio de las sendas del bosque que nos llevaban hasta la gran oga marangatu (casa de celebración), habían troncos pintados de rojo señalando la entrada al espacio sagrado. Era el lugar del jeguaka (adorno) donde unos niños, muy alegres y adornados con pinturas, collares, brazale­tes y pluma, nos sacaban las mochilas, nos descalzaban, nos adornaban y pintaban las meji­llas con el rojo intenso del uruku (planta de cuyas semillas se saca este pigmento). Nos pre­paraban para entrar y pisar en el recinto sagrado, nos adornaban para la fiesta y danzar des­calzos el ñembo'e puku. Nos recibieron las autoridades que estaban sentadas al lado del mba'e marangatu (especie de altar), donde colocaban los instrumentos rituales sagrados: mba-raka, takuapu, yvyra... (maracas, troncos de bambú y bastones). Frente a ellos nos invitaban a hacer una reverencia y luego el paje (chaman) nos bendecía y nos invitaba a tomar kanguy (chicha, bebida tradicional de maíz fermentado).
Al final de la tarde, cuando iniciaba la caída del kuarahy (sol), fuera de la casa sagra­da, iniciaban los cantos y las danzas. Al ponerse el sol todos entraban en la oga marangatu. Toda la noche cantando y danzando sin parar, en rigurosa formación: los hombres delante con sus maraka e yvyra, las mujeres detrás con sus takuapu golpeando rítmicamente el suelo... Toda la selva retumbaba sobrecogida con aquel canto-oración y ritmo sagrado... Todo el ritual terminaba al amanecer... Aquella primera experiencia la viví sobrecogido, entre asustado y admirado. Midiendo y registrando, cuidadosa y rigurosamente, todo lo que mis pobres y mio­pes ojos alcanzaban a ver.
Solamente años después, corrigiendo la miopía de la física y ampliando sus horizon­tes con la filosofía, teología y antropología, y sobre todo con la ayuda de los propios guaraní, pude comprender mejor aquella primera experiencia mirando un poco más allá... Los guara­ní Pai Tavytera, cantando y danzando-marchando, rememoraban el sentido de toda su exis­tencia e historia: Desde que fueron creados por Ñande Ru Guasu (Nuestro Padre Grande) en los tiempos inmemorables, fuera de la casa. El canto y la danza se iniciaban a la caída del sol, fuera de la casa sagrada, y todos de espaldas al sol. A continuación, se pasaba por esta vida, dentro de la casa. La puerta principal de entrada de la oga marangatu estaba orientada al poniente. Kuarahy oikevo (al ponerse el sol) todos entrábamos por ella y durante toda la noche se danzaba dentro de la casa en una simbólica y organizada marcha, siempre mirando al naciente... Al final de su caminar histórico donde vuelven a Ñande Ru Guasu, fuera de la casa. El ritual terminaba kuarahy osevo (al salir el sol, al amanecer).
Además, con el pobre conocimiento de la lengua guaraní que tenía en aquel tiempo, no conseguí entender el contenido y sentido del canto, ni de aquella danza-marcha continua, desde la entrada hasta la salida del sol, donde celebraban y socializaban toda su existencia e historia. Unos 15 años más tarde, a unos 4 mil Km de distancia, al norte de los Pai Tavytera, en pleno corazón de la selva amazónica, un paje del pueblo indígena Sateré-Mawé, me comentaba lamentándose de la actitud de unos agentes de salud (no indígenas) que habían venido a la aldea para atender unos casos de salud: "Ellos no saben mirar más allá de su microscopio, de su termómetro, de su balanza y cinta métrica... Ellos toman esas medidas, dan las pastillas y se van... No se quedan a nuestras fiestas de tukandera (hormiga venenosa utilizada en el ritual de iniciación masculino), donde danzamos todos juntos entrelazando nuestros brazos y entonando nuestros cantos, bañándonos de luna toda la noche e iluminán­donos de sol al despuntar el día... Ellos no comprenden que ahí se cura toda nuestra comu­nidad armonizándose entre sí, con la naturaleza y con todos los seres del firmamento... ¡Los agentes de salud llegan, miden y se van! No se quedan con nosotros a bañarse de luna e ilu­minarse de sol... Por eso no consiguen mirar más allá..."
Hoy, en nuestro contexto histórico, la historia se repite. Sin esa humilde capacidad para "mirar más allá" es imposible comprender a nuestros pueblos originarios de hoy o de ayer. Necesitamos superar la orgullosa "monocultura cientificista-positivista occidental", para abrirnos humildemente a una "ecología de saberes milenarios".
Al acompañar a los amigos investigadores de este trabajo en alguna de sus visitas "in situ", muchas veces he recordado lo que continuamente nos repetía el profesor de antropolo­gía cultural: "El antropólogo no debe usar el signo de exclamación (¡qué barbaridad!) y sí el de interrogación (¿por qué lo hacen así?)". Y también han resonado en mi las profundas pala­bras del filósofo: "El corazón (la intuición) tiene razones que la razón desconoce". Los auto­res de este valiosísimo trabajo, con pasión y aguda intuición apuntan "intuiciones que la razón desconoce"; y con profunda humildad y tenaz esfuerzo, dan luces para algunos "por qué" que nuestros antepasados isleños nos legaron.
Con profundo cariño y respeto quiero agradecer a todos estos amigos por el esfuerzo de ayudarnos a alargar nuestra mirada, hasta donde alcanzaban a ver nuestros "abuelos origi­narios": ¡Mirar más allá... al Sol".
femando lópez sj
Navidad de 2006

jueves, 28 de marzo de 2013

LA PIEDRA ZNATA Y EL MUNDO MAGICO DE LOS GUANCHES




Prólogo: una piedra polémica

Extraño libro el que tienes en tus manos. Tan inusual como las circunstancias que lo han hecho posible. Es un trabajo en el que se mezclan la alegría del descubrimiento con la zozobra provocada por una campaña extraña y ajena.

La prensa bautizó a una pieza arqueológica encontrada en Teneri­fe con el nombre de Piedra Zanata. Desde entonces así ha sido denomi­nada por todo el mundo, para bien o para mal.

Han pasado casi dos años desde que en los periódicos canarios aparecían titulares que iban desde expresiones como La Piedra de Zana­ta, el hallazgo arqueológico más importante de la historia de Canarias, hasta Pudo ser comprada a un comerciante en 150.000 pesetas. Denun­cias de escándalo sobre la Piedra Zanata. Asistentes al seminario de la "Menéndez Pe/ayo" hablan de falsificación. Sin embargo, al margen de estas noticias un grupo de personas seguía trabajando. Entre ellos me encontraba yo, aunque aislado totalmente, ya que mi campo de trabajo no era el arqueológico sino el de la filología. Aunque yo no era insensible a los juicios negativos de ciertos sectores, veía compensada con creces esa dificultad. Recluido en mi cuarto de trabajo observaba cómo, lo que al principio eran hipótesis, se iban transformando en tesis, en certezas. Unos días antes de la tremendista noticia citada, en la que se hablaba de fraude, tuve la suerte de encontrar la misma inscripción en un tratado de magia morisca, plagado de elementos bereberes. Esto alejaba la posibili­dad de una imitación en la piedra. En primer lugar, porque un talismán, que es en donde se encuentra la segunda inscripción, ha de escribirse sobre papel o tela, mientras que la Piedra Zanata lo está sobre un soporte bien diferente, lo cual implica que se inscribió en piedra porque se carecía de tela o papel, como ocurre entre los prehispánicos de Canarias. En segundo lugar, porque el hipotético autor del fraude tenía que haber conocido el manuscrito de la segunda inscripción, que se encuentra en los fondos manuscritos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Dicho manuscrito fue publicado en 1993, mientras que la Piedra Zanata se descubrió un año antes. Considero extraño que ese imaginario falsificador se dedicase a sumirse en los anaqueles de una biblioteca de manuscritos árabes para copiar precisamente esos signos y no otros.
No obstante, la inscripción segunda conllevaba nuevas dificulta­des: el manuscrito en donde se encuentra está datado en el siglo XIV; por otro lado, el manuscrito es morisco. A primera vista, la fecha parece excluir la antigüedad de la piedra, que se fija en la época de la domina­ción romana en el Norte de África. En segundo lugar, el carácter de morisco está anejo al de Islam, lo que excluiría la datación anterior, dado que el Islam nace en el siglo Vil.
A la dificultad, puesta por mí mismo, de la relativa modernidad del morisco, he de decir que muchas de las obras de la antigüedad se han conocido a través de copias muy posteriores, gracias a las cuales han podido ser rescatadas del olvido.
El escollo referente al carácter musulmán del manuscrito se sol­venta fácilmente, ya que la magia que aparece, no solamente en esta obra sino en otras como el Picatríx o en El Libro de las Cruces, es una herencia de la magia practicada en el norte de África, mucho antes de que los musulmanes invadieran la zona. Esta magia ha resistido las oleadas de nuevas y más racionales religiones, como son el Cristianismo o el Islam.
Todo lo que se reflejó en la prensa desde aquel 15 de setiembre de 1992 en torno a la piedra Zanata, demuestra que el pueblo canario ha participado activamente en el tema: desde sus defensores más fieles hasta los más implacables detractores han hecho de las líneas que siguen un libro vivo y palpitante. Aunque una publicación de este tipo no acos­tumbra a tener en cuenta la prensa diaria, en este caso ha sido impres­cindible su consulta. Porque, a las dudas que yo mismo me planteé he añadido las objeciones de los otros, tal y como se reflejaban en los periódicos.
Este libro es la reducción precipitada de una obra ambiciosa que cubriría todo el campo de los guanchismos registrados hasta el momento. La palabra zanata era uno más. Dentro del área de este vocablo se incluiría el estudio de la piedra Zanata. Pero esto suponía una labor de años; me sentía obligado a publicar lo que sigue en una edición de[…]