sábado, 25 de febrero de 2012

La supuesta Victoria de Acentejo


CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN CANARIAS (XII)

Chaurero n Eguere


INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH – TENERIFE (VII)
 
 Otra falacia histórica colonial: La supuesta Victoria de Acentejo
 
“Una mentira mil veces repetida se transforma en una verdad”
Joseph Goebbels.
 
En ocasiones no es fácil para un cristiano creyente fervoroso rayando en el fanatismo, aún cuando este creyente esté dotado de cierta capacidad intelectual, el asumir que su dios no siempre actúa conforme a sus deseos y rogativas, experimentando quizás en sus fuero más interno cierta sensación de sentirse estafado, especialmente cuando estando auto convencido de  que su causa es la única justa, creyendo interpretar los deseos de un dios del cual además se auto titula representante, aunque como es natural no medie una designación directa de la divinidad. Es por ello, que el creyente-fanático no puede asumir que sus deseos y propósitos se puedan ver truncados por un grupo de para él despreciables infieles. Es probable que estos sentimientos perturbaran el espíritu del dominico fray Alonso de Espinosa, cuando recorría la isla Chinech recabando información de guanches y invasores colonos para su proyecto de documentar una serie de supuestos milagros, voluntariamente atribuidos a la virgen de Candelaria. Estas indagaciones y su desmesurada imaginación le condujeron a ser huéspedes de la “santa” Inquisición en Tamaránt por querer hacerse pasar por miembro de tan “santo” tribunal.
 
Cuando el buen dominico recogió la información de la batalla de Acentejo, donde perecieron más de dos mil cristianos a manos de los tabores de infieles guanches, su ego de cristiano y andaluz se negaría a aceptar que su dios les sometiera a prueba tan dura.
 
Quizás, sobreponiéndose a su decepción, decidió salvar el “honor” de aquellos cristianos invasores esclavistas creando una leyenda, materia en la que, además, eran expertos en su orden. Así, de la imaginativa mente del fraile surge el mito de la supuesta segunda batalla de Acentejo. Como es sabido, los mitos son relatos que pretenden dar modelos de actuación. Los mitos se imponen como relatos llenos de autoridad pero sin justificación; se apela, emotivamente, a que las cosas han sido así. Mito este de la segunda batalla que fue seguido y sostenido por cronistas e historiadores posteriores, que han antepuesto una visión bucólica poética a la vez que revanchista de la creación literaria de Espinosa, a un análisis crítico del mito en cuestión, porque  cuanto más viejo es un mito, más solera tiene y más a gusto se consume. El creyente apenas se para a pensar en todas las fantasías que se hayan podido añadir durante los siglos en que estuvo vigente.  En la dimensión espiritual del hombre pesa más la tradición que la lógica más sensata. Y cuanto más fantasioso es un mito, más atractivo resulta. 
 
Pero antes de continuar con la invención del fraile con el mito de la supuesta segunda batalla de Acentejo, permítame el posible lector que reproduzca dos artículos tomados de la obra de Espinosa, Historia…, uno relativo a las “procesiones  angelicales” y el otro de los “milagros” de la virgen de Candelaria. Hay que tener en cuenta que el fraile no nos está hablando de manera poética o figurada, son afirmaciones rotundas y, según él, incuestionables:

“De las procesiones que en aquellos tiempos hacían los ángeles por la playa de Candelaria"

Aunque, estando la santa imagen de Candelaria en Chinguaro en la casa del rey de Güímar, o en la cuevecita junto a ella, donde muchos años estuvo, habían los naturales guan­ches oído muchas veces armonía del cielo y músicas celes­tiales,[1] y visto muchas lumbres encendidas a modo de proce­sión, no eran tan ordinarias como lo fueron después que pa­saron la santa reliquia a la cueva de San Blas.

Que como ya los guanches tenían más opinión y cono­cimiento de quién ella era, así ella obraba más a menudo cosas, con que los confirmaba en su opinión y los atraía a su devoción.

Eran las procesiones que los ángeles hacían así por la playa, donde la santa imagen estaba, como por la del Soco­rro, donde apareció, muy ordinarias, así de noche como de día, con mucha solemnidad, gran armonía y música de voces suavísimas, con muchedumbre de compañía que, con velas encendidas, puestas en orden y concierto, hacían su proceión, desde la ermita que llaman de Santiago hasta la cueva de San Blas, por toda la playa, que es larga; y esto era tan ordinario, que ya no lo extrañaban los naturales.
 
En la playa que dicen de Abona, que será cuatro leguas désta de Candelaria, hacia la Montaña Roja, se veían también ordinariamente estas procesiones, principalmente por la fies­ta de la Asunción de Nuestra Señora; y esto es tanta verdad, que ahora, en estos tiempos, personas que las han visto se van a la dicha playa y hallan velas de cera acabadas de apa­gar, y algunos las han hallado encendidas y pegadas a los riscos y me enseñaron el lugar y yo lo vide. Y así en esta pla­ya, como en la de Candelaria, se halla por la orilla de la mar gran cantidad de gotas de cera que de las procesiones que los ángeles hacen en honra de la Candelaria gotean, y yo doy fe que las he hallado y visto, y las tengo en mi poder, y oído a oíros muchos lo propio.
 
Las candelas o velas que en estas playas se hallan, no son muy blancas, mas el pabilo no se deja entender de qué sea, porque ni es estopa ni algodón, antes en alguna mane­ra parece de seda blanca torcida. Lo que toca a estas proce­siones, que después acá que la isla es de cristianos, se han visto, adelante, cuando tratemos de los milagros, se hará mención dellas más particular. (Espinosa, 1980:64-66)
 
“De cómo Nuestra Señora de Candelaria libró un navío que iba para Indias de sus enemigos
Son tantos los milagros que esta Señora hace por los mareantes, que de solos ellos se pudiera hacer larga historia. Y de éstos son patentes indicios los muchos cabos y maro­mas de que las paredes de la iglesia están adornadas; que navegando navíos con grandes tempestades y llamando a Nuestra Señora de Candelaria, han sido por ella socorridos visiblemente, viéndola en el mástil mayor o en la popa de los navíos. Y de muchos que se cuentan y refieren diré al­gunos que he averiguado y comprobado.

Viniendo de España para Indias un navío de españoles con próspero viento, en el golfo de las Yeguas, que es cerca de estas islas de Canarias, toparon un navío francés, que les vino siguiendo tres días y tres noches; al cabo de los cuales habiéndoles ganado el barlovento, vino un martes en la tar­de a ponérseles a tiro de cañón. Y como los españoles venían sin armas ofensivas ni defensivas, y el enemigo hecho un reloj, perdiendo la esperanza de escapar de sus manos, a persuasión del maestro del navío, que tenía noticias de los milagros que Nuestra Señora hace por los que se le enco­miendan y en sus necesidades la invocan, con fe se enco­mendaron todos a esta Señora, prometiendo de ir en romería a su bendita casa.
 
El navío francés les comenzó a bombardear. Estando ya casi barloado con ellos, espantable caso: todas las bombas que daban en el navío español, como si ellas fueran de cera y el navío de bronce o metal, resurgían hechas pasta, sin ha­cer daño alguno; y muchas balas, así de los esmeriles y pie­zas que tiraban como de los mosquetes y escopetas, daban a los hombres en los pechos y otras partes, y caían a sus pies sin hacerles daño alguno. Y en particular dio una bala a los del navío español a uno en la muñeca del brazo, donde traía unas cuentas de reumas, y quebrándole una de ellas, no le hizo otro mal.
 
Viendo, pues, los del navío tan manifiesto milagro, die­ron voces a Nuestra Señora de Candelaria y volvieron sobre el navío francés, para barloar con él. Más los franceses cobra­ron tanto temor y miedo que, no osando esperar a los que tenían rendidos y acobardados, dieron a huir por el espacio­so mar, quedando los españoles libres y vencedores; desde donde vinieron al puerto de Santa Cruz, para venir a dar gra­cias a quien les había librado tan patentemente y con tanta honra.
 
Sucedió un admirable caso en este mismo día y en esta misma hora en que aconteció este milagro, que no permitió esta Señora que los religiosos que en su casa la sirven, ni los romeros que en ella estaban, que eran muchos, quedasen en ayunos de este consuelo y milagro; porque a prima noche oyeron todos tocarse las campanillas del coro que se suelen tañer al alzar; y esto por gran rato y espacio. Y yendo todos a ver lo que era (por ser cosa inusitada tocarse a aquellas horas), no hallaron persona alguna que tocarles pudiese. Y en­trando en la iglesia, estaba tan clara como si fuera a medio día. Y luego entendieron todos denotar aquello algún mila­gro que la Reina de los ángeles entonces hubiese hecho; y así notaron el día y la hora. Y de hoy a ocho días vinieron diez y nueve hombres del navío arriba dicho descalzos y en romería, uno de los cuales era don Gabriel de Montalvo, que con muchas lágrimas contaron todo lo sucedido. Este milagro está comprobado.” (Espinosa, 1980:164-166)
 
Y así,  ¡hasta cincuenta y seis “milagros” más! Juzgue el posible lector por sí mismo, pues bien, “fundamentados” documentos como los presentes han sido seguidos ciegamente por determinados intelectuales con patente de corso en la Historia de Canarias, creando una especie de “bola de nieve” en torno a determinados pasajes de nuestra historial colonial hasta el punto que es difícil dilucidar que contienen de verdad y cuanto de montaje mal intencionado, pero eso sí, desde un óptica  “culta” es decir, colonial.
 
El abogado e investigador canario Antonio Cubillo Ferreira, en un interesante artículo relacionado con la supuesta segunda batalla de Acentejo y haciéndose eco de una  investigación sobre el tema realizada por el historiador Eduardo Espinosa nos dice:

“Mi estimado amigo, ya fallecido, natural de Ycod de los Vinos, Eduardo Espinosa de los Monteros y Moas, después de muchos años de investigación y análisis de textos antiguos de la conquista y las datas notariales, escribió un magnífico opúsculo con él títuló de “El real de Ycoden y el postrero de la conquista”, en el cual, con todo lujo de detalles, se analizan los hechos históricos y documentos para demostrar que nunca existió esa “victoria de Asentejo”, inventada por los españoles. El montaje histórico, nos dice Eduardo, surge de una invención fabricada por el monje dominico fray Alonso de Espinosa”, y continúa el Sr. Cubillo: “dice, que después de la batalla de Aguere marchó Alonso de Lugo con el ejército a La Orotava, sin que los guanches se opusieran a su acción, “hasta assentar su real en el lugar del que se denominó Realejo en el término de Taoro”, y que desde aquí hicieron correrías las tropas conquistadoras hasta que los guanches presentaron la batalla en un lugar de Acentejo cercano al otro donde había sido la primera, siendo vencidos y muertos la mayor parte de ellos y cantada la victoria por sus enemigos después de haber peleado la mayor parte del día. Según el fraile dominico, los guanches desplegaron sus tropas ante las de los españoles, provocando el combate en campo abierto, en el mismo sitio donde los habían derrotado en Asentejo. Esto no es un hecho real sino una historia fabricada por el fraile. 

El historiador icodense da una cita del monje que dice: “Marchó su campo la vía de la Orotava , con mejor suceso que la vez primera, sin hallar mucha resistencia, aunque alguna, hasta asentar su real en el lugar que se denominó Realejo”. Eso quiere decir que no hubo ninguna acción bélica entre Aguere y Taoro.”

La historiografía y las fuentes archivísticas canarias nos trasmite interesantes y pormenorizados detalles de batallas y escaramuzas sostenidas entre los invasores europeos y nuestros ancestros. Por ejemplo, la batalla de Ofra donde Maldonado y Saavedra perdieron 200 mercenarios muertos en el combate; Acentejo donde murieron más de 2.000 milites, la batalla de Aguere favorable a los invasores, escaramuzas como la de Las Pañuelas, Abikure en Anaga, las de Icod, Adeje etc. No es comprensible que la supuesta segunda batalla de Acentejo, con la magnitud que le atribuye el frayle Espinosa y sus seguidores,  no haya dejado mas huella documental que el relato-ficción del dominico.

Interesado en esta cuestión, he indagado en las fuentes por si pudiera existir algún resquicio que pudiera dar algún viso de credibilidad al relato de Espinosa, pero mi esfuerzo resultó inútil en tal sentido.
 
Isabel Fuentes Rebollo  (1501-1510)=        168 documentos.
Datas de Tenerife, libros I al IV =              1884        “
Datas de Tenerife libro V =                          146        “
Antonio Rumeu de Armas =                          50        “
Eduardo Azanar Vallejo  (1476-1515) =    1203       “
Eduardo Aznar Et. Al.  (1518-1525)  =       658        “
             
Total documentos consultados =               4.109.
 
Todos estos documentos correspondientes al archivo principal de la Corona de Castilla, el de Simancas y en una de sus secciones más interesantes el Registro General del Sello (exceptuado las Datas), han sido reproducidos íntegramente o extractados por autores de reconocida solvencia académica. En ninguno de ellos se hace la menor referencia a la supuesta segunda batalla de Acentejo. Hecho que de haber tenido lugar, tal como nos los presentan determinados elucubradores, es prácticamente imposible que no estuviese reflejado en las fuentes documentales. Antonio Cedeño militi, que vino a la conquista de Tanaránt con Juan Rejón y que participó en la invasión de Chinech, escribió una crónica de la conquista Breve resumen e historia muy verdadera de la conquista de Canaria, no recoge la supuesta segunda batalla de Acentejo. Otro criollo e historiador, el médico Tomás Marín de Cubas, no hace mención a dicha batalla.
 
Curiosamente, este supuesto hecho de armas tampoco es mencionado por los dos cronistas españoles mejor informados de la época, Bernáldez y el Cura de los Palacios.
 
Desde mi punto de vista, lo que el fraile tomó por una batalla, fue una de las tantas correrías que habitualmente realizaban los invasores para la captura de esclavos o ganados, recogida por transmisión oral, la que dio pie a Espinosa para urdir su hiperbólica segunda batalla de Acentejo: 
 
“…Iba en van­guardia de esta expedición el mismo Lope Fer­nández de la Guerra , quien, deseoso de penetrar en el famoso distrito, se adelantó solo hasta el lugar donde está hoy el caserío de Santa Úr­sula; pero, al llegar allí, le salieron de impro­viso al encuentro y le acometieron, dando horroro­sos silbos, veinte guanches que estaban en ace­cho tras unos matorrales.
 
Como el sitio no era favorable para la de­fensa, retrocedió Lope, saliendo a escape sobre su caballo hasta que, entrando en un llano donde podía manejar sus armas, retrocedió, y hacien­do frente a los isleños que de cerca le perseguían, mató seis con su lanza, ahuyentando a los demás, entre los cuales quedó uno prisionero bajo los pies del caballo”. (A. Millares Torres)
 
En este encuentro murió luchando valientemente Badamoheí, infante de la casa real de Tacoronte.
 
Entre  las Datas de repartimiento de las tierras usurpadas, existe una que considero de interés por los datos que aporta, un pino con seguridad el Pino Santo de la actual Victoria, un barranco primero como vamos a La Laguna, actual Barranco de Cabrera, por consiguiente las tierras concedidas a Juan Benítez por esta data forman parte de  los municipios de La Matanza y La Victoria:

1.356-26.—Juan Benítez. Como a v° e conquistador q. fuistes destas islas y por los muchos trabajos q. en estas conquistas hovistes os do., un pedazo de tas. de s. q. son en Asentejo para sembrar pan, las cuales dhas. tas. habéis de echar la linde desde un pino q. está “en hante de la ranbla honda estuvimos el día del desbarato de Asentejo” y ha de venir la linde dende aquel pino atravesando fasta un barranco primero como vamos a La Laguna y dende este linde hasta la montaña, os do las dhas. tas. q. han por linderos la rambla honda hasta la montaña y de la otra parte de abajo está dha. linde y del otro lado el barranquillo suso dende están unos barecos como vamos a La Laguna y de la otra parte de arriba la montaña. Digo q. vos do 250 f . 10-111-1502.

Si en dicho término hubiese tenido lugar la pretendida segunda batalla de Acentejo, es lógico y dado la especial idiosincrasia de los invasores que en lugar de recoger en el documento como referencia del lugar la expresión “estuvimos el día del desbarato de Asentejo”, con toda seguridad hubiesen empleado la de: “estuvimos el día del desbarato de los guanches”, terminología más apropiada de haber existido tal batalla y recogida documentalmente para eventos similares.

En cuanto al topónimo La Victoria de Acentejo, es cuando menos lamentable que organismos oficiales se presten de manera consiente a un continuo ejercicio de pleitesía en su acepción como capitulación, rendición, sometimiento a los poderes coloniales, y que además se encuentran cómodos con la situación heredada, siendo incapaces de indagar en los fundamentos históricos de su  existencia.

Uno no puede dejar de sentir vergüenza ajena cuando lee textos como el siguiente:

“ La Victoria de Acentejo es uno de los pueblos más notables en la historia de Canarias.

Debe su nombre al grito de ¡Victoria! que dieron los castellanos en la batalla que les otorgó la Conquista de la isla de Tenerife el 25 de diciembre de 1495. En honor a este hecho se celebró una misa junto al Pino, que pervive como símbolo del municipio y se   prometió levantar una ermita en el lugar donde hoy se alza el templo parroquial, lo que inició el asentamiento de los primeros pobladores.”

En ocasiones los lugares toman el nombre de determinados hechos notables ocurridos en los mismos, que permanecen en la memoria de los coetáneos y es trasmitida a las sucesivas generaciones lo cual acaba siendo reflejado en la documentación de cada momento, bien por normativas administrativas, testamentos, documentos de compra-venta etc.
 
Un de las fuentes más fiables, por la proximidad a los hechos de la invasión de la isla, son las datas o cédulas de repartimiento de las tierras usurpadas, en este caso las relativas al Achimenceyato de Acentejo.
 
De las 53 datas de repartimiento fechadas entre 1497 y 1522, que recogen el topónimo Acentejo, ninguna de ellas menciona a La Victoria de Acentejo, prueba evidente de que en el lugar no se produjo ningún acontecimiento con la suficiente entidad como para que fuese conservado por la memoria popular o por decisión de los estamentos gobernante, en cambio el topónimo La Matanza de Acentejo está recogido en cinco de ellas y documentado desde 1497, para una mayor inteligencia del posible lector reproducimos dichas datas:
 
22.—Juan Rodrigues de Gamonales en mi nonbre y nonbre de Miguel de Plasencia suplico a V. M. q. por quanto avernos fama de servir a V. M. y ser vs.... unas tas. q. están dondescendiendo la Matanca de Acentejo la primera rambla fasta la otra de los Charcos q. alinda con Baeca y sus compañeros e por quanto no es mucho para nosotros suplicamos a V. M. nos la mande firmar q. en esto ganará V. M. vassallos y será servicio a Dios. 30-VIII-1491 (?).
 
662-3.—Diego Mancanufyo. «Yo Alonso de Lugo, governador de las islas de Tenerife y San Miguel de la Palma, do a vos D. M. unas tas. q. son sobre el ruoque junto con las montañetas de la Matanca y fasta las cuevas questán en barranco de la Matanca y las cuevas questán sobre el roque y otras q. son mías y de Juan Delgado questán en el barranco de Fanfan cerca de la ta. de Ygoymad porq. así q. vos las do vos do este alvalá firmado de mi nombre fecho xx días de mes de otubre de xc y siete años y estas cuevas questán sobre el roque son para mí y Pero García. Dénsele 3 c. de senbradura donde demanda. Alonso de Lugo». 20-X-1497. [Tras­lado adjunto, de J. López de Acoca, escribano mayor].

818-60.—Rodrigo Yanes. Tas. para q. son en Agentejo abajo de la Matanca pasando el charco del agua aliende de un ba­rranco seco, en el mismo lomo donde ya vos he dado otro peda­zo de tas., demás de lo dado os hago merced de otras 5 c. Le da 3 c. 27-111-1503.

1.242-25.—Fernando Días, v°. Un pedazo de ta. monte q. es en Acentejo, abajo de La Matanca, linderos el barranco y tas. de Pedro de Agreda y de la otra parte la montaña y malpaís, la cual ta. va por el lomo abajo hasta la mar, en q. puede haber 3 c. para sembrar. 6-VI-1509.

712-63.—Pedro Vizcaíno. «Beso las manos de V. M. a la cual plega saber en como en las Matancas están unas cuevas mías q. V. M. me mandó dar y un pedazo de ta. cabe las cuevas». Le sean dadas las tas. y cuevas. Alonso de Lugo. S. f.
Por otra parte, el Cabildo de los colonos en su sesión de 25 de julio 1508 dispone los lugares donde han de tener lugar la mesta, situándola de esta manera:

“Están de la Punta haza en todos los términos de Taoro y hirán a hazer mesta al avchón del Rey al Ryo quando se apregonare que será el lunes prime­ro que vyene, so pena de dc mrs. para el reparo de los caminos desta ysla; e los que están de la Matanza a este cabo, hasta el arroyo de Guavonje, que se entiende donde mataren a Sordillán, quando los llamaren vayan todos a fazer su mesta a la cruz que es camino de Taoro; e los que están desde el arroyo hasta todo el término de Tegueste vayan con sus ganados a hazer mesta al arroyo del agua de Tegueste, al Paso Baxo; e los otros que están en todo el término de Anaga se junten para quando los llamaren en el arroyo que está a la cabezada de todo el arroyo de Tegueste; e los que están en Heneto se junten en Taco, en la montaña, para hazer mesta; e todos los otros ganados que sean en todo el término de Guymar con la montaña se junten todos a las Syete Huentes del señor Governador, e que ninguna persona non sea osado de dexar de mesta ninguna res, so pena que el que se le provare qe lo demandarán por de hurto e sy fuere guanche que le serán dados cientaçotes.” (Acuerdos Cabildo de Tenerife, 1508, fol. 8v.)

Este texto nos indica que en la época el término de La Matanza abarcaba toda la comarca de Acentejo con los mismos límites del achimenceyato del mismo nombre que en tiempos de la invasión estaba gobernado por Chimenchia-Tinguaro, hermano del gran Kebehi Benchomo. Dicho territorio lo ocupa los actuales municipios de La Matanza , La Victoria y Santa Úrsula, poblaciones estas dos últimas que en aquellos momentos no debían ser significativas puesto que no son reseñadas en la documentación  de aquel tiempo.

No es comprensible, según las tácticas militares de la época, que los invasores pusieran en marcha todo su ejército de mercenarios en pleno apogeo de la estación invernal, y mucho menos que después de haber obtenido la supuesta victoria nada menos que sobre 5.000 guanches, según algunos sesudos historiadores, dieran contra marcha regresando al campamento de Añazu, en lugar de ocupar el apetecido menceyato de Tahoro.

La realidad es que por esas fechas las tropas invasoras estaban acuarteladas invernando en Añazu y con graves problemas de mantenimientos, por lo que de vez en cuando algunos destacamentos hacían cabalgadas a la rapiña de ganado, mientras tanto, dejaban que la epidemia de modorra hiciera sus estragos y, posiblemente reenvenenando los acuíferos. Así estuvieron hasta la primavera del año siguiente, por finales de mayo recibieron un buque con ayuda del duque de Medinasidionia, no fue hasta el mes de julio de 1496 que las tropas se pusieron en marcha hacía Taoro sin gran resistencia por parte de los guanches porque, tal como recoge Marín de Cubas: “estaban todos enfermos, cayéndose a sus pies, allí había grandes cantidades de cuerpos, unos cerca del agua muertos, otros emparedados en cuevas y paredones a modo de hornillos, y todo era horroroso, y entrado de la cuaresma no aparecía un hombre vivo por todos aquellos campos y sierras”. (Marín de Cubas, [1694] 1993: 196)
 

Septiembre 2010

viernes, 24 de febrero de 2012

MANIFIESTO POR EL BIENESTAR DE LOS CANARIOS


 Articulo jocoso

Eduardo Pedro García Rodríguez


NOSOTROS, las trabajadoras y trabajadores de la hacienda que España posee y administra en el noroeste de África conocida a afectos geoestratégicos y comerciales con la marca “Comunidad Autónoma de Canarias”, queremos manifestar nuestro rechazo y repulsa ante la dejación que por parte de nuestro amo se viene haciendo de sus responsabilidades al limitarse solamente a recoger los frutos producidos, dejando las decisiones del desgobierno de la hacienda en las manos poco expertas de sus mayordomos, mayordomía que actualmente ostenta Coalición Canaria, que si bien son fieles servidores de nuestro amo de la metrópoli y abnegados continuadores ideológicos de quienes con la sangre y sometimiento de los otros supieron levantar esta inmensa hacienda orgullo del imperialismo español, no es menos cierto que en los últimos tiempos han venido relajando la disciplina que todo buen gobierno hacendístico requiere para el correcto gobierno de sus esclavos, por ejemplo, no aplicando debidamente la esclavitud del salario.

Ello ha derivado en mengua de nuestros escasos pero más que suficientes derechos como son: Comida de subsistencia, obligación que han dejado en manos de las multinacionales de la alimentación las cuales destinan para nuestro sostenimiento los productos caducados, evitando así tener que transportarlos a los vertederos. Un lugar para descansar, aspecto éste que nuestro amo y sus mayordomos han delegado en inmobiliarias,  especuladores e hipotecas bancarias. Evitar que nos enfermemos, tema que como el anterior el amo ha preferido dejar en manos de la sanidad privada. Regular nuestros apareamientos, cuestión en la que el amo descansa en la confesión religiosa dominante. El vendernos o eliminarnos en caso de incapacidad para el trabajo dejando de producir, eventualidad que el amo y sus mayordomos subsana dándonos la oportunidad de ingresar en sus fuerzas armadas y, así, poder machacar a los nuestros o ir a matar a los esclavos de otras haciendas.

Así mismo, nuestro amo y sus mayordomos vienen haciendo dejación de sus obligaciones de proteger a sus esclavos, pasando esta responsabilidad a una multinacional de la agresión denominada OTAN, cediendo además parte de la hacienda para que los efectivos de esta organización efectúen sus maniobras militares causando la consiguiente inquietud en los esclavos y malestar en los curiosos que de otras latitudes vienen a visitar la hacienda previo pago de la visita al amo.

Reclamamos la obligación que para con nosotros tienen nuestros amo y mayordomos de adoctrinarnos conforme a las buenas costumbres, extremo este que han delegado en determinados medios de comunicación, especialmente en los conocidos como prensa rosa, determinadas emisoras de radio y los canales de televisión especializados en temas de cuernos, chanchullos,  puterío de alto estanding y continuos casos de corrupción política y hacendística.

Esta dejación por parte de los amo y mayordomos nos ha venido privando de nuestro trozo de carne y de la sal para conservarlo, deseamos que se nos permita como es tradicional en todo sistema esclavista bien organizado el poder cultivar en algún rincón de la hacienda un trocito de terreno donde cosechar las hortalizas y verduras para nuestro sustento, sin necesidad de que estas vengan de la finca que el  amo tiene en otro continente.

Reclamamos nuestro derecho ha ser inhumanamente utilizados en la construcción de grandes autopistas, faraónicos anillos insulares, macros puertos y aeropuertos y en general de cualquier instalación militar disfrazada de instalaciones civiles y comerciales, innecesarias redes de ferrocarriles etc.

 Deseamos que el amo y sus mayordomos continúen haciendo uso de su derecho de vendernos a señores aristócratas nobles o clérigos, donde servir como criados en las casas de los nobles, hoy conocidos como hoteles de cinco, cuatro, tres o dos estrellas, dependiendo del grado de nobleza o estado clerical.

Pedimos la aplicación de la legislación romana-base del Derecho de nuestro amo-, en lo relativo a la esclavitud,     especialmente los artículos en los que el esclavo pierde su condición como objeto persona, como ser a humano y pasa a ser uno de derecho, es decir una cosa.

Este, al no tener el “status libertatis" o no gozar de la libertad, significa la incapacidad máxima. Por este motivo, los esclavos no gozamos de ningún derecho y si se nos da alimento y vivienda no es como forma de pago, sino para que podamos subsistir y poder ofrecer nuestro trabajo,  aunque se realice en condiciones inhumanas.

Por todo lo expuesto y por mil razones más

EXIGIMOS:


ACOGERNOS a la Real  Cédula de 31 de mayo de 1879 de Nuestro Señor y sabio administrador de esta y otras haciendas Don Carlos IV, el cual consta de los siguientes 14 capítulos:
1º Se impone a los amos la obligación de instruir a los esclavos en  los principios  de la religión católica; hacerles bautizar dentro de un año; rezar diariamente después de concluidos los trabajos, en su presencia o en la de sus mayordomos; costearles un sacerdote que les diga la misa todos los días de precepto; y no obligarles ni permitirles que trabajen en los días de fiesta, excepto en el tiempo de recolección de frutos en que se acostumbra conceder licencia para hacerlo.
2º Por el segundo se manda darles buena alimentación y vestido, previniéndose que las justicias del distrito de las haciendas con acuerdo del Ayuntamiento y Audiencia del Procurador Sindico, en calidad de protector de los esclavos, señalen la cantidad y calidad de alimentos y vestuario que proporcionalmente a sus edades y sexos deban serle proporcionados por sus amos, conforme a la costumbre del país y a lo que comúnmente consumen los trabajadores libres.
3º El trabajo de los esclavos será en proporción al sexo, edad y demás circunstancias. Debe durar de sol a sol, y no más, en cuyo tiempo se ha de conceder dos horas al esclavo para que las emplee en su utilidad. Tampoco se le obligara a trabajar por tareas a los menores de diecisiete años y a los mayores de sesenta, ni a las esclavas.
4. En los días festivos, después que los esclavos  hayan oído misa y educación religiosa, se les permitirá simples diversiones, con separación de sexos, bajo la vigilancia de amos y mayordomos, evitando el contacto de los esclavos de una hacienda con los de otra.
5º Los esclavos deben estar bien alojados, con separación de sexos, excepto si son casados. Por pieza solo deben dormir dos esclavos, y sus camas deben estar altas y cómodas para preservarles de la humedad.
6º Los esclavos que por su mucha edad o por enfermedad no se hallen aptos para trabajar, deberán ser alimentados por los dueños sin que estos puedan concederles la libertad por descargarse de ellos.
7º Los amos deben, preferencialmente, impedir las relaciones ilícitas entre los esclavos. Si se casan esclavos de diferentes haciendas, el amo del esclavo puede comprar a la esclava para evitarse problemas.
8º Las faltas comunes de los esclavos se castigan con prisión, grillete, cadena, maza o cepo, o con azotes que no pasen de 25, y con instrumento que no le cause contusión, ni sangrado grave. Las penas solamente pueden ser impuestas por sus propios dueños.
9º Cuando los delitos son mayores en gravedad, entonces los tribunales procederán contra ellos. En estos juicios el Procurador Síndico actuara como protector del esclavo. La aplicación de penas se establece de acuerdo con las leyes dispuestas sobre las causas de los delincuentes del estado libre.
10º Cuando el amo o el mayordomo se sobrepase en sus castigos o falte a cualquier de las reglas anteriores (efusión desangre, contusiones graves, mutilaciones), se le confiscara al esclavo. Este se venderá si todavía fuese apto para trabajar, pero si no fuese así, los amos agraviantes tendrán obligación de pagar los gastos para mantener al esclavo por el resto de su vida.
11º Ninguna persona que no sea dueño del esclavo tiene derecho a injuriarlo, castigarle, herirle o matarle; y si lo hiciere, el amo tiene derecho a someterlo a juicio. El agraviante será sometido bajo las penas que se configuran para las personas del estado libre.
12º Los dueños de los esclavos tendrán que presentar anualmente una lista jurada y firmada de los esclavos que tengan en sus haciendas, con distinción de sexos y edades, a la jurisdicción de la ciudad. Esto se hace para evitar que los amos den muerte violenta a sus esclavos, ya  que la muerte de un esclavo debe ser comunicada a la jurisdicción para su anotación.
13º Se debe averiguar los excesos de los esclavos y mayordomos.
14º Se establece una caja de multas, cuyos fondos se han de invertir en hacer observar con escrupulosidad esta instrucción.
CONSIDERANDO:
Que las actuales condiciones de vida impuesta por el Borbonato y sus actuales mayordomos a los esclavos de la hacienda “Comunidad Autónoma de Canarias” son con mucho inferiores a las contenidas en  la Real Cédula de 31 de mayo de 1870, suplicamos que se nos devuelvan los derechos contemplados en dicha Real Cédula.
Todo lo cual es en Bien de Nuestro Señor e Servicio de Nuestro Rey.
Comité pro dignificación de los esclavos canarios.
Dado en la Muy Noble, Leal,  Fiel y de Ilustre Historia Ciudad de San Cristóbal de La Laguna a 21 de septiembre de 2009.


martes, 21 de febrero de 2012

DECLIVE DE LAS RELIGIONES MONOTEISTAS MASCULINAS

Chaurero n Eguerew
La religión digamos reglada de la Diosa-Madre Universal existe desde hace unos cuarenta mil años, desde que el ser humano comenzó a tener conciencia de que era un animal diferente a los otros y capaz de razonar y expresar sentimientos. El cómputo del tiempo tal como lo entendemos los seres humanos no es aplicable a la Divinidad, pues ella es el pasado el presente y el futuro, es decir es el concepto del tiempo tal como lo entendemos y que sólo es válido para nosotros como referente.
Las denominadas grandes religiones occidentales son relativamente recientes históricamente hablando y en comparación con la de la Diosa-Madre, el judaísmo nació y se desarrolló entre los siglos I al XI.
Los judíos se consideran los descendientes de Abraham verdadero fundador del judaísmo quien anteriormente había sido adorador de la Diosa-Madre, quien se consagró al servicio de su  dios único, creador de los cielos y de la tierra. La creencia de Abraham era de un monoteísmo contrapuesto a sus anteriores creencias. Sus descendientes tenían que difundir aquella nueva creencia y permanecer fieles a la alianza con su dios. Este velaría en su favor y les daría como posesión la tierra sagrada.
El cristianismo (que realmente debería llamarse paulismo, pues fue este recaudar de impuestos al servicio de Roma y tejedor de tiendas el verdadero impulsor de la secta) nació a principios del siglo I de la era occidental. Fue predicado y extendido con gran rapidez por la mayor parte de los países que formaban el imperio romano dividiéndose posteriormente en varias sectas siendo la más importante de ella el catolicismo. Pablo y sus partidarios propagaron el cristianismo desde Jerusalén a Roma.
La más joven de estas sectas es el Islam que nació como religión en el año 611 de la era occidental actual, fundado por Mahoma caravanero analfabeto, hijo de padres adoradores de la Diosa-Madre. Los árabes se consideran a sí mismos descendientes de Isaac, el único hijo legítimo de Abraham que, a punto de ser sacrificado por su padre en un holocausto fue salvado en el último momento según la leyenda por la mano de su dios.  Más adelante, Isaac fue expulsado por Abraham y tras numerosas vicisitudes y quedar en la miseria, sus descendientes tuvieron que emigrar a Egipto donde fueron esclavizados hasta su rescate por Moisés.
Las investigaciones antropológicas y arqueológicas e incluso ligüísticas, y los miles de esculturas de la Diosa-Madre encontradas en todo el orbe y en todas las culturas, han puesto de manifiesto que el primer concepto de  Divinidad, por las culturas primigenias, fue femenino; la Gran Diosa Madre. Una divinidad femenina, adorada como principio pasivo y generador, venerando los atributos de la mujer. Cuando estas culturas eran nómadas, la mujer ejercía un papel fundamental en la supervivencia del grupo, como reproductora, recolectora y cohesionadora del grupo, es decir, las sociedades eran matriarcales. Y cuando las sociedades se hicieron sedentarias, por la era agrícola, el varón comenzó a dejar de ser cazador para transformarse en guerrero lo que planteo quizás los primeros enfrentamientos religiosos y sociales ya que la guerra estaba en contraposición con los preceptos de amor y paz emanados de la Diosa Madre, además las mujeres no estaban predispuestas a perder a sus compañeros e hijos en cruentas batallas.
Ello motivo el que los hombres ambiciosos de tierras y de poder urdieran desposeer a la Diosa Madre y destruir el matriarcado, elementos que constituían un freno a sus actividades depredatorias, pues siempre ha sido más fácil apoderarse por medio de la fuerza de la producción ajena que producir mediante el esfuerzo propio.
Entonces el hombre decidió crear un dios masculino a su imagen y semejanza, guerrero, despiadado, amoral y desprovisto de sentimientos humanitarios, aunque pretendieron dotarlo de aspectos formales como amor, justicia, paz etc., estos conceptos no han pasado de ser simples discursos carentes de contenido, pues de hecho desde los primeros momentos de la creación por parte de los hombres de este dios masculino habían renunciado a la esencia de la Divinidad.

A partir de entonces, la humanidad ha estado condenada a una serie continuada y sin interrupción de guerras, invasiones y masacres de pueblos y culturas en nombre de ese dios masculino, los ejemplos mas lacerantes los recoge la Biblia judeo-cristiana en la que podemos ver como su dios creado a su imagen y semejanza YHWH: (Yo soy el que soy,) y al que traducen como Jehová, Yhave, Yahewe, ordenó a esta horda de pastores nómadas “su pueblo elegido” el invadir  las naciones del entorno y pasar a cuchillo a todas sus poblaciones sin respetar ancianos mujeres ni niños, excepto en alguna ocasión en que este dios ordenó separar algunas jovencitas vírgenes que le serían ofrecidas como diezmo. Así tenemos al primer repartidor de naciones y pueblos –ejemplo que algunos siglos más tarde seguirían algunos Papas católicos repartiendo el mundo entre sus acólitos y en nombre del mismo dios-. Muchos de los pueblos invadidos por orden de este dios se les aplicó el anatema, método o mandato que consistía en no dejar con vida ni siquiera a los animales domésticos.

El cristianismo y todos sus derivados han superado si cabe, las masacres judías, desde las persecuciones y exterminio de los denominados paganos, la invasión y destrucción de naciones y pueblos situados a miles de kilómetros de distancia en nombre y en honor de su dios, y las civilizadas invasiones y masacres modernas como las guerras mundiales, Corea, Vietnam, Irak etc. etc.
Todas esta religiones monoteístas y masculinas han nacido, se han desarrollado y sostenido sobre verdaderos océanos de sangre.
Estas religiones plagas de la humanidad autodenominadas mayoritarias al igual que el resto de las religiones monotemas masculinas han tocado techo, han sido incapaces de proporcionar a la humanidad un verdadero desarrollo espiritual han sido más influenciadas por los aspectos políticos y económicos que por los espirituales. Se han aliado desde el principio de su creación con el poder participando de prerrogativas humanas cuando no siendo el centro difusor del mismo convirtiéndose en instrumento de infelicidad para los pueblos,  de dominación de un sector de la sociedad sobre otros, renegando de los principios de amor paz y justicia emanados de la Diosa-Madre, ofreciendo a sus fanáticos seguidores un trozo de cielo a cambio de toda una vida de infierno en la tierra.

Han fracasado y están en pleno declive, hasta el punto de que están planteándose el unirse entre ellas para poder continuar con el mercado religioso concentrándolo en un solo centro de poder o globalización de la religión.

Ya desde hace más de un siglo filósofos y pensadores vienen afirmando que este tipo de religiones están condenadas a desaparecer, pues nacieron enfermas y deformes y desde su nacimiento han venido infectado a la humanidad, por ello claman por la instauración de nuevos conceptos religioso, más espirituales al tiempo que más humanos en los aspectos fraternales y, con ellos nosotros creemos que esta nueva era espiritual estará presidida por Nuestra Diosa-Madre Universal Chaxiraxi.

Uno de estos pensadores es el alemán Carlos Roberto Eduardo de Hartmann, militar, físico, matemático, poeta, pintor y filosofo, quien en su obra La religión del porvenir, libro famoso que provocó controversias y causó profundísima impresión en las Universidades y en todo el mundo científico. Esta obra, en la que Hartmann acreditó sus dotes de pensador y escritor, fue vertida a varios idiomas.

De la misma vamos reproducir en esta oportunidad el capitulo nueve:
La medida de la evolución religiosa necesitada por la situación presente, ¿se define por la transformación de los elementos dados, o por una innovación que sustituya a las ideas reinantes concepciones esencialmente distintas?
Esta es la cuestión que se encuentra en el comienzo de nuestras investigaciones, y la conclusión de las consideraciones que preceden parece ser la de resolverla en el sentido del segundo término de la alternativa. El principio católico, que es el principio de autoridad, y el principio protestante de la negación crítica de la autoridad, han sacado ya sus últimas consecuencias: el primero, en el cristianismo momificado del ultramontanismo, por el dogma de la infalibilidad, que es un reto lanzado a todo lo que la razón enseña, a todo lo que el desenvolvimiento de la civilización ha hecho prevalecer; el segundo, por la total disolución del cristianismo  positivo y por el enflaquecimiento de la religión, bajo cuyo nombre ya no existe más que una irreligión completamente mundana. En cuanto a los ensayos hechos para conciliar estos dos extremos igualmente inaceptables, son etapas que el protestantismo ha atravesado ya descendiendo por un plano inclinado y que el curso de la evolución histórica ha dejado atrás: tratar de volver a ellas, sería colocarse delante de las ruedas de la evolución lógicamente necesaria para retardarla, ya que no para hacerla retroceder.
La idea cristiana ha concluido su carrera. Esta idea está dividida en dos períodos; el primero, que comprende el cristianismo primitivo y el catolicismo hasta el florecimiento de la verdad cristiana bajo Tomás de Aquino; el segundo, que abraza el catolicismo en su decadencia y el protestantismo fatigándose en ensayos de conciliación, útiles, lo reconocemos, pero inaceptables en principio.
El fin semeja admirablemente al comienzo, si nos mantenemos en el aspecto negativo, por la ausencia de un cuerpo de doctrina cristiana; sólo que los contenidos con que se llena el recipiente en ambos casos son muy diferentes: aquí la cultura moderna; allí, por ejemplo, el judaísmo talmúdico de un Hillel. La ordenada de la curva cristiana ha llegado a ser igual a cero al fin, como lo era al principio, pero en esta ocasión la abcisa es otra muy distinta. Si el cristianismo comparte con otras religiones la concepción pesimista del mundo y la necesidad de elevarse por la verdad metafísica por encima de este mundo y de su miseria, la idea fundamental, especialmente la cristiana, debe buscarse en la fe, en un redentor que cura del sentimiento de la culpa y en un mediador que opera la reconciliación y la unión con Dios; y la fe cristiana, ¿qué es?, la fe en Jesucristo como redentor y mediador. Pero si se ve en Jesús de Nazareth el hijo legítimo del carpintero José y de su esposa María, este Jesús y su muerte lo mismo pueden redimir mis pecados que el ministro Bismark o el diputado Lasker, por ejemplo, y es mucho menos apto aún para ser el mediador entre Dios y yo que el confesor católico, por ejemplo, cuya prerrogativa no es una afirmación en el aire, sino que la hace desprender del hijo de Dios. Así, pues, la idea sobre la cual descansa el cristianismo se ha hecho caduca enfrente de la civilización moderna. Es posible que en el cuadro de un sistema religioso basado sobre un principio nuevo, lo que reste del cristianismo pueda invocar algunos títulos para hacer que se le reconozca una significación secundaria y auxiliar; pero este elemento es insuficiente en sí mismo para satisfacer la necesidad religiosa, sobre todo si permanece cerrado a la presuposición indispensable de toda religiosidad, el pesimismo del cristianismo positivo. Mas aun cuando se conservase este factor, o, por mejor decir, se le restableciera enfrente del optimismo protestante que encuentra el mundo delicioso y se congratula de la existencia, lo que se tendría no sería más que el fundamento, indispensable sin duda, del nuevo edificio religioso, y nada más; poseeríamos una concepción del mundo la cual implique un alma de tal modo dispuesta, que la religión sea para ella una necesidad imperiosa; la poseeríamos en el mismo sentido que Buda, Jesús, San Pablo, San Francisco, Savonarola y otros la han poseído, y quedaría ante nosotros la cuestión de saber qué nuevo edificio religioso satisfaría a la vez la necesidad religiosa que nace de esta disposición, y a la cultura moderna.
El intento de resolver este problema significaría la pretensión de ser el fundador de una nueva religión. Esta pretensión no tan sólo se halla muy lejos de mí por razones personales, sino que se encuentra ya excluida por la convicción objetiva de que ni la ciencia por su misma naturaleza, ni sus representantes, están llamados a tener una acción inmediata sobre el establecimiento de nuevas religiones. Históricamente es una verdad demostrada, y aparece también como una consecuencia de las relaciones que mantiene la religión con la ciencia, y de las cuales hemos hablado en otro lugar. En los fundadores de religiones no se deben nunca a la ciencia los éxitos populares grandes y decisivos, sino al don de presentar de una manera intuitiva y figurada las ideas religiosas que se hallen en armonía con la época, y después, a la autoridad de la persona que las representa. Mas, por otra parte, estos hombres no sacan de ellos mismos estas ideas que son lúcidas chispas, sino que las hacen salir del tesoro espiritual que constituyen en cada época las creencias populares y la ciencia. Entre estas ideas, que pueden venir a su conocimiento de un modo muy imperfecto, descubren algunas que se apoderan con fuerza de su sentimiento religioso, y comunicándolas en un círculo extenso, prueban el entusiasmo que son capaces de excitar; y aun cuando sea completamente necesario que las circunstancias del tiempo hayan dispuesto a las almas para recibir tales impresiones, es muy posible que hasta entonces el poder de estas ideas no haya sido percibido o apreciado por otros. Esto nos ilustra sobre la clase de auxilio que la ciencia puede prestar a la aparición de las religiones que no han nacido aún, pero cuya necesidad existe y va creciendo. Sus misiones trabajar con celo y lealtad, levantar su vuelo más vigoroso y profundizar más cada día a fin de ofrecer al porvenir una provisión de ideas tan rica y tan preciosa como sea posible, donde pueda hallar el alimento de la nueva religión.
¿Es probable, en un porvenir próximo, que veamos surgir una fuerza creadora capaz de dar existencia y estabilidad a meras formas religiosas? Es muy difícil contestar afirmativamente a esta pregunta. ¿Quién ha podido apreciar la tenacidad y la fuerza histórica de resistencia inherentes a las formas religiosas que aún nos rodean? En nuestra opinión, sería estimarlas de un modo demasiado bajo el suponer que hoy, en que apenas si los exploradores del ejército protestante liberal comienzan a tener conciencia de las últimas consecuencias del principio protestante, la antigua creencia, considerada como religión de la masa, esté bastante gastada para que un viento religioso fresco y vivificante pueda barrerla. No olvidemos que en lo que se refiere a las luces adquiridas por la cultura, la masa se encuentra siempre algunos siglos más atrás del espíritu del tiempo. Aún se puede decir más. Supongamos que la evolución haya llegado a tal punto; esto no sería una razón para que resultase necesariamente el advenimiento de una nueva creencia, pues bien podría suceder que el reinado de la antigua y el de la nueva fuesen separados por un tiempo de descanso más o menos largo, durante el cual se consumaría la putrefacción de los viejos elementos, y el suelo sufriría una preparación química favorable para la fertilidad del porvenir.
Por último, no es posible probar la imposibilidad de la tesis afirmando que en general no habrá ya novedad religiosa viable, aunque esta opinión sea tan extremada e inverosímil como la que afirma que la religión del porvenir se halla próxima. Aquella se apoya, es verdad, en el argumento plausible, en la apariencia de que la vida del alma contempla cómo se retiran de día en día los jugos nutritivos en provecho de la vida de la inteligencia, y que en particular las necesidades religiosas del alma se van constantemente debilitando. No obstante, se confunde aquí, en primer lugar, un hecho momentáneo con una tendencia evolutiva capaz de duración, y después, a esta tendencia, que es real en un sentido, se la da una interpretación errónea en lo relativo a su incompatibilidad con la religiosidad y con el sentimiento general. Es muy cierto que la inteligencia reflexiva figura en primera línea en los progresos de la humanidad; pero, a la larga, cada adquisición de la inteligencia ejerce sobre la esfera del sentimiento una acción que lo enriquece y que lo depura, y la lucha de la inteligencia con el sentimiento siempre se dirige exclusivamente contra el punto de vista del sentimiento legado por una fase anterior del desenvolvimiento intelectual: no puede haber cuestión sobre el punto de vista que responde a la nueva fase de la inteligencia, el cual no puede formarse sino gradualmente después de la destrucción parcial del antiguo.
¿Quién negará que el desenvolvimiento intelectual avanza por un impulso genérico y constante? Es igualmente cierto que una nueva religión debe tener la razón por principio, cosa que los antiguos no tenían necesidad de hacer más que como tarea secundaria. ¿Pero se sigue de esto que la necesidad religiosa debe borrarse por un largo período? No; por lo menos en tanto que el pueblo no esté imbuido de la ciencia abstracta en el sentido estricto, y no es de esperar que lo esté jamás.
Por el contrario, la concepción pesimista del mundo, en la cual la necesidad religiosa repara diariamente sus fuerzas, no cesará de fortificarse y de extenderse, puesto que, cuanto más se multiplican los medios de que la humanidad dispone para hacerse la existencia agradable, más se convence de la imposibilidad de superar de este modo la angustia de la vida y de alcanzar la felicidad, ni siquiera la satisfacción. Un período ascendente de las cosas humanas puede ser optimista en tanto que alimenta la esperanza de encontrar la felicidad al fin gozar de ella; mas en el instante en que el objeto se alcanza, el pueblo que lo ansiaba percibe que no ha progresado en la felicidad y que han aumentado las necesidades que le roen y le atormentan. Así, el optimismo es siempre un intermedio en las naciones que se hallan en medio mismo del vértigo mundano; mas el pesimismo es la disposición profunda de la humanidad que se conoce, y cada vez que termina una época de movimiento mundano aparece con doble energía. Esperemos, pues, que la aspiración del hombre a superar la miseria de este mundo, lo cual no puede realizarse sino por la idea y en la esfera de la conciencia, se haga sentir con una intensidad cada vez más señalada a la conclusión de los períodos en que el mundo, por decirlo así, ha celebrado sus triunfos, y en que los intereses terrenales lo han absorbido todo, y la cuestión religiosa sea la más importante de todas cuando la humanidad haya alcanzado todo lo que puede alcanzar de civilización sobre la tierra, y haya abrazado de un golpe de vista toda la miseria lamentable de esta situación.
Al mismo tiempo que la ciencia da comienzo al trabajo preparatorio para el edificio que ha de habitar la religión del porvenir, no se le puede censurar el que examine los elementos de su fortuna actual, y trate de inquirir qué ideas son las que tienen probabilidades de ocupar en el porvenir el sitio de las ideas cristianas, y de fundirse con los restos de aquellas que no estén condenadas a desaparecer. No es posible ocultar, sin embargo, que esta orientación está limitada por el estado actual de los conocimientos. El mejor modo de entrar en materia será arrojar un golpe de vista general sobre las principales religiones, con el fin de desentrañar su significación histórica; y esta consideración tendrá por resultado el demostrar una tesis que, por otra parte, corresponde al estado actual de las relaciones entre las naciones del globo, y es, que la religión del porvenir, para llegar a ser religión universal, debe representar la síntesis de la evolución religiosa del Oriente y de la del Occidente, de la evolución panteísta y de la evolución monoteísta: sólo con esta condición podrá satisfacer a la vez las necesidades religiosas y las necesidades intelectuales de la época moderna.
El rápido bosquejo que irá a continuación atestiguará lo que la ciencia ha podido encontrar con toda su riqueza actual en lo referente a materiales que puedan servir a los fines de la religión. Este ensayo no tiene de ningún modo la pretensión de trazar a la religión del porvenir el camino que debe seguir, pero, a lo menos, se esfuerza en romper con la opinión antifilosófica que mantiene el dualismo de los cristianos y de los paganos, y con un cosmopolitismo exento de preocupaciones, en conceder sus derechos respectivos a las civilizaciones que nada en apariencia une ni pone en relación: la civilización india y la de los países que baña el Mediterráneo, a fin de abrir la perspectiva del encuentro futuro de estas grandes corrientes religiosas que han de correr en adelante por un solo lecho. Sólo así adquiere verdadero sentido la historia universal, aun cuando no se entienda ordinariamente bajo este nombre más que la historia de la mitad occidental del antiguo mundo, dejando a un lado la civilización del Asia central, reducida de este modo a ser nada más que una quinta rueda del carro de la historia. Lo que nosotros vamos a considerar, pues, no es la religión del porvenir en sí misma, que una espesa niebla oculta a nuestras miradas, sino las piedras de construcción que proporcionan la historia, la religión y la filosofía, de las cuales nos parece que será posible sacar partido para dotar de una religión al porvenir de nuestra raza.”
Mayo 2008.
Fuentes:
Eduardo Hartmann
La Religión del Porvenir
Biblioteca Económica Filosófica
Madrid, 1888.




jueves, 16 de febrero de 2012

LA VIRGEN DEL PINO Y LOS ESPAÑOLISTAS PUTATIVOS



 Chaurero n Eguerew

 Durante los meses de agosto y septiembre hemos sido testigos del ingente despliegue ¿informativo? de la televisión supuestamente autonómica y supuestamente canaria en torno a esos bochornosos espectáculos presentados como romerías en honor de las vírgenes de Candelaria y de Teror, con especial énfasis en ese alarde de soberbia prepotencia de las fuerzas de ocupación  denominado procesión cívico-militar donde se exhibían ante el crédulo pueblo guanche y canarii  destacamentos del ejército español en Canarias armados hasta los dientes y provistos de cajas y pífanos de guerra.

Es doloroso y lamentable que actos religiosos como los que nos ocupan que deberían ser netamente espirituales, sean utilizados por el sistema colonial para hacer presente al pueblo sometido quienes continúan siendo los verdaderos amos de este colonizado país, desde las primeras invasiones de 1492 hasta la fecha. Causa profunda tristeza y vergüenza ajena el ver como se manipula descaradamente los más genuinos sentimientos que nuestro pueblo que desde tiempos inmemoriales ha venido mostrando a Nuestra Diosa-Madre Universal, Chaxiraxi, y sus aspectos como Abora, Moneiba, Tanit o Tara, sutilmente sincretizada por el clero católico usurpando sus sagrados atributos y transfiriéndolos a María como Virgen de Candelaria; Virgen del Pino; Virgen de Las Nieves; Virgen de los Reyes etc.

Es evidente que la iglesia católica apostólica romana en su afán por compartir el poder social y económico, continúa siendo el sostén del colonialismo en Canarias, participando abiertamente de estas humillantes exhibiciones militares y políticas mezclándolas con los mensajes de paz, naturalmente en este caso, de la paz romana...

Hacemos votos porque la iglesia católica en Canarias asuma sus responsabilidades históricas y haciendo un ejercicio de humildad, haga acto de contrición y pida perdón al pueblo canario por las atrocidades cometidas y toleradas por la misma contra nuestra gentes en nombre  de su Dios, deje de abanderar la ocupación y explotación de Nuestra Nación por el Estado español y, por el bien de sus fieles y de la sociedad en general asuma con valentía el inevitable proceso de descolonización e independencia en que estamos inmersos, quizás con ello podrían reparar en parte el terrible daño que históricamente ha causado a nuestro pueblo, ganándose así el reconocimiento popular y un puesto en la nueva sociedad canaria para continuar ejerciendo de buena fe y en armonía con otras confesiones su magisterio en una Canarias independiente. 

Dicho lo anterior, vamos tratar de determinados aspectos relacionados con la veneración que tradicionalmente ha venido mostrando el pueblo canario hacia la divinidad, ciertamente profundamente influenciado por el catolicismo a raíz de la invasión del archipiélago por los mercenarios europeos.

El Pino canariensis Árbol Santo

El antiguo pueblo canario dotado de extraordinaria sabiduría no vivía de la naturaleza, vivía con la  naturaleza.

Su religión es tan abierta que necesita especialmente escenarios naturales donde imponen su señorío el cielo, la tierra, el viento, la planta, el ingenio animal. El guanche se funde con la naturaleza todo puesto en armonía, todo tendiendo a esa armonía natural tan admirada por Pitágoras y que más modernamente haría decir a Victor Hugo: “Hombres, no temáis, la Naturaleza conoce el Gran Secreto y sonríe”, frase filosófica que alude al destino de la humanidad y al gran plan.
Cabe dar una definición de naturaleza para mejor entender ese “vivir natural” del hombre guanche.
Dice E. May. “Entendemos por naturaleza el conjunto de todas las cosas corpóreas y de los fenómenos a ellas vinculadas, amén de los procesos y agentes que, de hecho o presuntamente, se hallan en su base cuya existencia y modo de ser son independientes de nuestra voluntad y de nuestra acción” (E. May, Filosofía natural).
El hombre de la tradición canaria, es un hombre religioso por tanto como dice M. Eliade, “la naturaleza nunca es exclusivamente “natural”, está siempre cargada de un valor religioso” pues los dioses han dejado sus marcas en la estructura del mundo que es “un organismo real, vivo y sagrado” (Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano).
Así miró el árbol y vio en él un prodigio, y un “milagro natural“ en que la vida es “simple”  también es “cambio”. Tuvo tiempo -antes que comenzara el colonialismo- para escuchar historias que son las de siempre, mirar cielos y horizontes tan velados para otras culturas, entrar en contacto con las fuerzas desencadenantes de todo lo que existe, y entonces se sintió parte del universo, pero parte sin la cual el universo no sería lo que es. Este sentimiento no fue de orgullo, fue reverencia y amor. Por eso pudo hablar de renacimiento, de resurrección porque cotidianamente veía el tiempo de la vida. Y entre los árboles el más sagrado es el pino, muchos de los cuales eran templos naturales tan arraigados en sus sentimientos que la religión invasora se vio obligada a sincretizar o “santificar” aquellos que el pueblo -aunque dominado-, no le permitió a los invasores que los convirtieran en victimas de sus hachas.
Así pudieron trasmitirnos la memoria de algunos Pinos Sagrados, verdaderos templos de la Divinidad en su aspecto como Achuguayu Dios protector de la Naturaleza, entre ellos el Pino de Teror, en Tamaránt, El Pino de La Victoria –primera ermita católica de esta localidad-, o el Pino del Cristo en Arafo, donde los Kankus (Sacerdotes guanches) acudían cada mañana a dar la bienvenida a la Diosa Magek, ambos en Chinech.
Otro ejemplar de Pino Santo es el de la Virgen de El Pino al que naturalmente dotaron de una ermita, situado en el término municipal de El Paso, en la isla Benahuare, la que aún se cobija bajo la sombra del inmenso pino canariensis, considerado el ejemplar más alto de Canarias y catalogado  botánicamente como uno de los mejores del archipiélago.
 La fábula de la “aparición” de la virgen
Antes de continuar estas líneas quiero dejar bien patente que no está en mi animo el ofender o menospreciar la devoción de mis conmatriotas veneradores de la para ellos Sagrada Imagen de la Virgen del Pino ni de ninguna otra, al contrario, cuentan con mi más profundo respeto y compresión  aunque esta devoción se manifieste de manera ignorantada gracias a los esfuerzos obnubiladores realizados por el sistema dominante.
En todo caso, en estas prácticas devocionales en lo más profundo de los sentimientos de todo canario, subyace  el ancestral amor y adoración que profesamos a Nuestra Diosa-Madre Universal.
Según las “piadosas” e ingenuas leyendas generalmente rodeadas de estudiadas nebulosas con que el clero católico siempre ha tratado de explicar al pueblo inculto las supuestas “apariciones” marianas, hay algunas relativas a la de la Virgen del Pino que aunque similares a otras muchas que circulan en el ámbito mariano no sólo en el Archipiélago Canario, también en América donde desarrollaron su labor catequista dominicos y franciscanos, reproduzco algunas de ellas para un mejor entendimiento del posible lector.
“Según la tradición popular, la imagen de la Virgen María apareció, de forma sobrenatural, en lo alto de un pino. Fernando Hernández Zumbado, en su novena a Ntra. Sra. del Pino (1782), explica el relato: “Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor maravilloso, la encontraron en la eminencia de un pino, rodeada de tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie de nicho; que una lápida muy tersa le servía de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una fuente perenne de aguas medicinales”. La extraña lápida que sirvió de pedestal, con huellas podomorfas grabadas en la piedra, sólo fue vista por los pocos que subieron al alto pino, desapareció al caer el árbol.
El acontecimiento, según la tradición, tuvo lugar el 8 de septiembre de 1481, siendo venerada la imagen, además de por unos pastores, por el obispo fray Juan de Frías, prelado de la entonces diócesis rubicense. El episodio, de acuerdo con el relato tradicional, ocurría en pleno fragor de la conquista de Gran Canaria (1478-1483).
No deja de ser sintomático que un acontecimiento, considerado en la época tan extraordinario, escapara a los cronistas contemporáneos, que no tratan la aparición de la Virgen del Pino. Caso contrario, la Virgen de Candelaria, en Tenerife, fue protagonista de obras monográficas. Habrá que esperar al siglo XVII para que se ofrezcan las primeras versiones literarias sobre el hecho, que queda perfilado en relatos más o menos similares al de Francisco López de Ulloa (1646). Entre otros autores del Seiscientos que también tratan el tema, aunque más escuetamente, destaca el obispo Cámara y Murga, Núñez de la Peña, fray José de Sosa, Marín y Cubas, etc. Todos coinciden en señalar el carácter milagroso de la imagen y su peculiar aparición en un pino.” (Juan Sebastián López García, 1989)
“En el siglo XVIII, el franciscano fray Diego Henríquez escribe un manuscrito terorense en el que detalla brevemente el milagro de Nuestra Señora de la Virgen del Pino. En este documento, el religioso cuenta cómo el Capitán General Pedro de Vera, tras la conquista de las Islas, anda por los campos de Gran Canaria repartiendo tierras, aguas y cobijos a los conquistadores y soldados. En su recorrido, guiado por algunos habitantes de la zona, llega al término de Teror y allí le cuentan de la existencia de un gran árbol que contenía una rara maravilla. En las ramas de aquel curioso árbol se vislumbraba una estrella muy resplandeciente que nadie había podido alcanzar.
Cuando el Capitán General se acercó a aquella maravilla de la Naturaleza, que resultaba ser un pino de gran porte, vio en medio de sus gruesas ramas una imagen perfecta y bien tallada de una Virgen, con su hijo en brazos. Los conquistadores no daban crédito a lo que veían sus ojos y veneraron a la imagen que allí se erguía, en pie, sobre una piedra llana a modo de laja. 
A su regreso, los conquistadores transmitieron su descubrimiento al Obispo Juan de Frías, que partió hacia el lugar en donde se localizaba este hallazgo milagroso. Al llegar y levantar los ojos hacia el pino, el Obispo vio resplandecer a la Virgen tallada en el tronco del árbol. Dicen los manuscritos que el Obispo se arrodilló ante ella y la adoró con devoción dando gracias al Señor.”
Se hace cuando menos difícil el creer que 1481 en plena campaña bélica donde los canarii mantenían una continua guerra de guerrilla contra los invasores estos se atreviesen a internarse en las inmediaciones de  la selva de Doramas y, mucho menos el escarmentado por las armas guanches obispo Juan de Frías, verdadero capitán de la invasión y conquista, quien vestía por casulla una armadura, por mitra un morrión, por cruz una espada y como báculo una adarga, el cual cortó más cabezas de canarii que los mercenarios laicos.
No es  gratuito el hecho de que muchas imágenes sagradas para el cristianismo aparecieran de forma milagrosa en las tierras invadidas y conquistadas por los cristianos, ya que ello formaba parte de todo un sistema de pensamiento en el que la conquista de una nación era seguida de forma inmediata por la instauración de la religión cristiana.
La otra versión del Pino Santo de Teror
Veamos otro aspecto del Pino y Santuario  Guanche Sagrado de Teror visto por una mente científica como es la del Dr. Luis Barrios:
[…] A continuación sometimos este corpus a un análisis comparativo con las tradiciones descritas en (Servier, 1985). Como resultado de este proceso llegamos, entre otras, a las siguientes conclusiones, que pasamos a exponer muy sucintamente:
-El santuario estaba compuesto por los siguientes elementos:

Un pino canario con tres dragos gemelos plantados en su copa a unos 30 metros de altura. Los dragos encerraban entre sus raíces una piedra con un grabado formado por la silueta de dos pies. Completaba el santuario una fuente que manaba al pie del Pino, considerada medicinal por los antiguos canarios y seca poco después de la conquista.

-Las tradiciones del Pino de Teror tienen su origen en la cultura de los anti­guos canarios.

-En el Pino de Teror tenían éstos simbolizada la tumba de un antepasado pro­tector, cuyo  nombre —no conocemos otro— sería precisamente Aterure.

La prueba definitiva de esta hipótesis construida sobre paralelos antropológicos actuales con el vecino continente, la constituye un testimonio oscuro de Marín que refrenda ¡en 1687! lo expuesto:
“Lo qe piadosamente se tiene es qe en aquellas piedras, i tierra onde estaban plan­tados los dragos, devía estar el cuerpo de algún Varón Sancto que en la Ysla muriesse (...)” ( Marín, 1687: 93r)
-El núcleo de este simbolismo lo constituirían los tres dragos encerrando en­tre sus raíces la piedra con el grabado podomorfo. Precisamente, un árbol encerrando entre sus raíces una piedra simboliza en el pensamiento norteafricano tradicional la unión de las dos almas que constituyen la personalidad, humana: nefs y rruh, constituyendo a menudo lo esencial de un santuario.

Esto nos lleva a considerar que los canarios creían en esta dualidad del al­ma. Algo de lo que no hemos podido encontrar rastros en las fuentes escri­tas, pero que podemos probar de esta manera.
-Estas tradiciones canario-mazigias fueron sometidas a un intenso proceso transculturador con la llegada castellana, dando lugar al actual culto a la virgen del Pino de Teror...” (José Barrios García, 1993:111-113)
Es interesante recordar que los guanches creemos que el ser humano esta dotado de dos espíritus, el Espíritu Libre, el cual viaja  al Seno de la Diosa Magek una vez que el cuerpo fallece y el Espíritu Vital, el cual  queda en esta realidad durante un tiempo indeterminado cuidando de los suyos y del entorno donde desarrolló su vida terrenal.
En cuanto a los grabados podomorfos además de estar representados en la isla Erbania (Fuerteventura) principalmente en la Montaña Sagrada de Tindaya y en Chinhech en los alrededores de la Montaña Abimarge -en cuya cima existió un santuario guanche- también existieron unos grabados podomorfos conocidos por lo lugareños como “pie de la virgen” y que hoy yacen bajo una capa de asfalto, además de otro localizado en la Fuente la Bica, en La Matanza de Acentejo, al que denominan “pié del guanche”.

Estos grabados tienen sus paralelos en nuestro continente especialmente en la antigua Alta Nubia egipcia, en el lugar de Kolorodna que  se halla situados a unos seis kilómetros al sur del wadi Korosco. 

El yacimiento esta localizado en la orilla derecha del Nilo pasadas las agrestes alturas que limitan aquel wadi al Sur, frente a la cima coronada por la fortaleza turca. Unos tres o cuatro kilómetros más del caserío de Korosco, cuando ya el Nilo ha iniciado la curva famosa que lleva el nombre de este lugar, comienza a abrirse una meseta que se va extendiendo más y más frente a Amada, hasta el mismo Derr y aún algo más al Sur.  Estos grabados del yacimiento Nubios están datados en el 3800 antes de la era occidental actual.

Para concluir el tema de las “apariciones” considero de interés incluir una nota que en relación a la Virgen del Pino nos dejó el Coronel de su Majestad británica A. Burton Ellis, en un libro publicado en Londres en 1885 quien no dice:

“Entre otras imágenes extraordinarias de esta isla, una de las más extrañas es la que existe en la iglesia de Teror, una pequeña pero pintoresca aldea situada a unas once millas de Las Palmas. Es de madera, está cubierta de joyas y provista de cuatro brazos. Y lo que para alguien que conozca las deidades de La India supondría que intenta representar al dios hindú Visnú, aquí, sin embargo, es la Virgen, y la tradición asegura que hace algunos siglos se la encontró milagrosamente clava­da en un pino de un bosque cercano. No obstante, el motivo por el que tiene cuatro brazos es un misterio que dudo que in­cluso un sacerdote pueda resolver satisfactoriamente.” (A.B. Ellis, 1993: 55)

Los españolistas putativos
Quiero dejar constancia para que no se me califique de vulgar que putativo según mi diccionario enciclopédico Larousse significa “reputado, o tenido por pariente, no siéndolo. Que se supone que tiene una existencia legal, aun sin ser cierta, palabreja que tiene su origen en el latín “putativum”. Lo que viene al caso para ese grupo de criollos canarios  “más papistas que el papa” estómagos agradecidos, lacayos con aspiraciones de amos, que pululan medrando al servicio del poder colonial.
Esos españolistas  algunos imbuidos de buena fe, otros escudados en un adormecedor autoengaño, pero la mayoría son unos simples oportunistas que se contentan con medrar personalmente a costa del pueblo que dicen representar, contentándose con que sus amos de la metrópolis les permita vestirse –en un continuo carnaval-, de ropajes regios sin tener en cuenta que “el hábito no hace al monje”, fruto la mayoría de ellos de esa gigantesca máquina de lavar cerebros que son la universidades de España en Canarias, en las cuales se encargan de fabricar excelentes zombis dispuestos a servir de manera ciega, diligente y fielmente al colonialismo mental, político, económico, espiritual y social que el Estado imperialistaborbónicopesoistapepeistacocalista  mantiene en este desangelado y ocupado país del noroeste de África.
El imperio español en su desespero por el rotundo fracaso de su insostenible modelo neoliberal esta en su etapa mas peligrosa para la nación canaria.
En nombre de la “defensa de de la libertad y de los derechos humanos” se comenten centenares de violaciones todo lo estipulado en los fundamentos de las Naciones Unidas.
De sus mentiras invasoras se hacen eco los grandes medios de comunicación tanto de  la metrópolis como “canarios” al servicio de las grandes multinacionales y dueñas de los mismos y se esfuerzan mancomunadamente por convertir en verdad la más burda de las mentiras.
No es gratuito ni movido por un interés cultural el empeño que vienen mostrando los estamentos coloniales en Canarias, Gobierno supuestamente autónomo, Cabildos y Ayuntamientos en promocionar especialmente entre la juventud e incluso entre el sector de la población denominado de la tercera edad, el consumo de productos informáticos con el pretexto de un mayor acceso a la información.

Pero lo que realmente se persigue con estas campañas, es globalizar la información que reciben los ciudadanos, universalizar el pensamiento y inducir en la mente de los sometidos las opiniones subliminares vertidas por el imperialismo y, así, alejar cada vez más de la mente de la población canaria el sentimiento de pertenencia a un pueblo diferente y diferenciado que, en pleno siglo XXI continua colonizado por un Estado imperialista europeo llamado España.

Los invasores de pueblos  son llamados liberadores y los que luchan por su soberanía son llamados terroristas.
Son muchos los hijos putativos del colonialismo español en Canarias, pero hay algunos de ellos, integrados en partidos españoles y españolistas, que son sin duda alguna unos hijos putativos especiales.
Son los que apoyan y sustentan la expansión europea de la época moderna  adoptando principalmente dos formas: siguiendo fielmente las consignas de la metrópolis y facilitando la continuidad de la colonización,  la explotación de los recursos humanos y materiales del la nación canaria, a cambio de unos dragos (euros) y de inconfesables prebendas. Pero aún están a tiempo de rectificar, de devolver al pueblo algo de lo mucho que le han distraído moral y económicamente, aún están a tiempo de renunciar a la herencia ideológica de los invasores, aún están a tiempo si quieren…
Septiembre de 2009
Fuentes consultadas:

José Barrios García
Dos dibujos del Pino de Aterure
En: Strenae Emmanuela Marrero
Oblatae
Universitas Canariarum
Lacvnae. A.D. MCMXCIII

Antonio Enríquez Jiménez
En: BIENMESABE. Rev. Nº 230

Beatriz Hilda Ruiz
África. Su pensamiento tradicional
Ed. Clepsia. Buenos Aires 1991.

José Batllori y Lorenzo
La aparición de la Virgen del Pino
En:  Las efemérides, 7-9-1900 (Según A. Enríquez Jiménez, 2008)

Juan Sebastián López García
El programa iconográfico del retablo mayor de Teror (Gran Canaria)
Revista Virtual de la Fundación universitaria española
Tomo II-3. 1989.

Martín Almagro Basch y Martín Almagro Gorbea
Estudios de arte rupestre nubio
Ministerio de Asuntos Exteriores. Ministerio de Educación Nacional
Madrid 1968.

A.B. Ellis
Islas de África Occidental
(Gran Canaria y Tenerife)
Introducción: Manuel Hernández González
Traducción: José A. Delgado Luis
Edición de J.A.D.L. La Orotava 1993.