viernes, 19 de abril de 2013

LENGUAJE DE LOS ANTIGUOS ISLEÑOS





1. La vida y la obra de J. A. Álvarez Rixo
El siglo XIX es en Canarias especialmente rico en personalida­des de gran talento e inquietud científica. Son hombres en cuya obra y actitud se advierte el mensaje que subyace en diversos tra­bajos de José de Viera y Clavijo: la realidad propia y las circunstan­cias del entorno son aspectos merecedores de seria consideración y adecuado análisis. Este planteamiento explica la labor de perso­nas como Juan Bautista Lorenzo Rodríguez, Antonio Pereira-Pacheco, Gregorio Chil y Agustín Millares Torres, entre otras. De es­ta nómina también forma parte José Agustín Álvarez Rixo.
En el verano de 1796 nace José Agustín Álvarez Rixo en el Puerto de la Cruz. El acta de su bautismo está recogida en la parro­quia de Nuestra Señora de la Peña de Francia1:
En treinta dias del mes de Agosto de mil septesientos no­venta y seis as yo D" Juan Agustín de Chaves Prest»0 con Liza del Sor D n Josef Davila, Ve B do Propio desta lgla Parroquial de N to Sra de la Peña de Francia del lugr y Puerto de la Cruz de la Orotava, Examor syne deste Obispado bautizé a Josef Agustín, Hijo legmo de D n Manuel Albares, Natural de la Villa de Chaves, en el Reyno de Portugal, y de D na Gregoria de Rixo, Natural de la Villa de la Orotava en la feligrecia de la Consepcion y Vnos deste dho. lugr y Puerto. Ab los Pats D n Josef Antonio Alvares y D fla Sebastiana Maria Alvares, Vecinos de dha. Villa de Chaves. Abs Mat8 D n Franc0 Rixo y D ña Catalina Estefana de Chaves, Vnos de este dho. lugr y Puerto. Nació el dia veinte y ocho del mes corrte. Fue su madrina D ña Francisca Rixo, vecina deste dho. Puerto, a q n advertí la cognación espiritual y demás obli-ges. Tiene oleo y chismas, y lo firmé.
Juan Agustín Davila
Los primeros años de su existencia transcurren en cuatro paisajes cercanos. En primer lugar, en la localidad del norte de Teneri­fe en la que viene al mundo; luego en la Villa de Arrecife de la que su padre D. Manuel José Álvarez llega a ser alcalde y a donde el pe­queño José Agustín se traslada cuando tiene tres años de edad2; más tarde, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en cuyo Seminario Conciliar estudia; y, con posterioridad, en la isla de Madeira, donde reside entre 1812 y 1814. En 1816, cuando cuenta veinte años, se establece de modo definitivo en el Puerto de la Cruz, y a partir de entonces su tiempo quedará ocupado por la vida fami­liar, la actividad ciudadana y la investigación, la recopilación de ma­teriales y la creación, todo ello hasta 1884, fecha en la que concluye una larga existencia de ochenta y siete años3.
A Álvarez Rixo le toca vivir en una época a la vez cambiante, di­fícil y hermosa. Su infancia y juventud saben de los intentos para enterrar el Anden Régime y de los esfuerzos por impedir que esto no sucediera, de la problemática evolución de la experiencia repu­blicana francesa, de la repercusión de las ideas liberales en la so­ciedad española de principios del siglo XIX, y de la emancipación de la América hispana, que en apenas catorce años deja reducido el imperio colonial español en América a las islas de Cuba y Puerto Rico.
En los primeros tramos de su vida ocurren hechos de especial trascendencia, como el golpe de estado del 18 Brumarío (1799) la coronación de Napoleón (1804), la batalla de Trafalgar (1805), el nombramiento de José Bonaparte como rey de España y el levanta­miento popular en 1808, la proclamación de la Constitución liberal (1812), la restauración monárquica con Fernando Vil dos años des­pués y la batalla de Waterloo (1815). En una existencia tan dilatada como la suya, Álvarez Rixo llegará a ver sentados en el trono espa­ñol a siete monarcas, desde Carlos IV a Alfonso XII, todo ello dentro de un período especialmente agitado de la historia nacional.
También tendrá ocasión de ver el rápido y esperanzador pro­greso del hombre. Los descubrimientos e invenciones se suceden imparablemente en los campos de la física, la química, la astrono­mía, la biología, la mecánica y la geología, y entre los avances más […]

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